27/04/17

 

 

Contradicciones sobre el ramal C-14

 

 

 

El ramal C-14, que atraviesa la Puna salteña hasta el límite con Chile, no figura en ninguna de las tres etapas de renovación del Belgrano Cargas.

 

Cuando en la conferencia de prensa brindada en Salta, se le preguntó al ministro de Transporte de la Nación, Guillermo Dietrich, sobre las razones por las que el ramal C-14 no había sido incluido en los planes de reactivación ferroviaria, respondió: "De hecho, el ramal C-14 está en muchas mejores condiciones y su velocidad es muy superior. Es imposible hacer todo junto después de que en 60 y 70 años no se hizo nada".

De verdad, dos exageraciones del señor ministro: ni el C-14 está en condiciones de transitabilidad (por eso el Gobierno provincial suspendió la circulación del Tren a las Nubes); ni tampoco hace 70 años que no se invierte en él, puesto que el ramal Salta -Antofagasta aún no ha cumplido 70 años, ya que fue inaugurado en 1948 y estuvo en uso intensivo, hasta mediados de los años 70 transportando minerales de La Casualidad, boratos, sal y hacienda que era traída de Córdoba y Santa Fe para ser llevada a Antogasta.

Con respecto a que sus condiciones son mejores con respecto a otros ramales, se puede decir que de los 240 kilómetros que originalmente recorría el Tren a las Nubes, actualmente se redujeron a solo 20 kilómetros que es la distancia que separa a la estación San Antonio de los Cobre con el Viaducto La Polvorilla. El resto ofrece serios riesgos, tanto para trenes de carga como de pasajeros.

En cuanto a los años de desinversión a que aludió el señor ministro, debo señalar que el ramal C-14 estuvo en plena actividad por más de 30 años, para todo tipo de trenes. Y como se sabe, es imposible que un ferrocarril de alta montaña como es el C-14, haya podido prestar servicio sin mantenimiento ni inversiones.

Es de temer que la exclusión del ramal C-14 de los planes de reactivación ferroviaria obedezca a otra razón: que el Gobierno nacional una vez más haya renunciado a que la Argentina sea un país bioceánico. Sería volver a una polémica que tiene más de un siglo. Hace 100 años, el presidente Yrigoyen, argumentó a favor del Huaytiquina (C-14) señalando que el país debía abandonar la idea de seguir siendo como una casona colonial: "Un gran pórtico al frente, pero con un largo patio ciego al fondo". Y bajo esta concepción fue que ordenó en 1921 el reinicio de la obra que había sido abandonada en 1913 en Rosario de Lerma y que el Senado de la Nación de aquel entonces resistía con uñas y dientes.

No hay dudas ahora. La Argentina debe ser bioceánica, fundamentalmente a través del ferrocarril a Antofagasta, pues en cercanía de esta ciudad los chilenos construyeron en Mejillones, relativamente hace poco tiempo, uno de los puertos de aguas profundas más importantes del Pacífico.

Sin duda, la reconstrucción del C-14 tiene para el NOA un alto valor estratégico. Por eso extraña sobremanera que la Provincia aún no haya reclamado enérgicamente su inclusión en el plan de obras ferroviarias. Por supuesto, también extrañan otros silencios.

Y aquí viene al caso recordar la expedición encabezada por don Juan Carlos Dávalos hacia Antofagasta a bordo de un raquítico Ford. Lo hizo para reclamar, allá por los años 20, la cons trucción del C-14. (El Tribuno)

 

 


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