07/09/15
Tren a las nubes: el verdadero "descalce"
A poco más de un año de la estatización, el nuevo descarrilamiento muestra el riesgo de la improvisación.
Sin tener ahora a quién echarle la culpa, el Gobierno dirá, como acostumbra, "es un accidente".
Hace menos de 14 meses, el Gobierno provincial resolvió -intempestivamente y sin explicitar fundamentos técnicos- estatizar el servicio de Tren a las Nubes, por entonces a cargo de la empresa Ecotren.
El anuncio lo hizo el ministro de Turismo, Mariano Ovejero. Algún indiscreto divulgó en ese momento el mensaje electrónico por el cual el entonces secretario de Prensa, Juan Pablo Rodríguez, ordenaba al Gabinete elogiar la decisión como "una muestra extraordinaria de la capacidad de gestión de Juan Manuel Urtubey".
Todo el oficialismo salió a aplaudir a coro, pero el más entusiasta fue Pablo Kosiner, quien aseguró después del descarrilamiento que Salta mostraba el camino a seguir a las otras provincias.
Además, prometieron ponerlo al servicio de los salteños -como si antes no lo hubiera estado-, ampliar los recorridos por la Puna, llegar a nuevas estaciones y utilizarlo para viajes escolares. Un proyecto "inclusivo", por supuesto.
El tren estuvo paralizado durante seis meses; comenzó a funcionar a medias en abril pasado y este fin de semana volvió a descarrilar.
Cuando lo estatizaron, el Gobierno provincial atribuyó "incumplimientos" a Ecotren, pero era evidente la responsabilidad compartida con Belgrano Cargas.
Es decir, con el Ministerio del Interior y el "ministro ferroviario" Florencio Randazzo, a cargo del mantenimiento de los rieles, y con el Gobierno de la Provincia, responsable de la fiscalización.
Hoy tampoco nada es demasiado claro. No se sabe cuál fue el costo de la estatización, aunque el administrador, Diego Valdecantos, informó hace unas semanas que esperaban recuperar el gasto en cinco años.
"Que se esté transportando un tercio de pasajeros que puede llevar, es indicio de la mala gestión estatal del servicio".
Tampoco se sabe con qué capacidad está funcionando.
La página oficial, en marzo, informaba que el ferrocarril podía transportar 600 pasajeros.
Ahora ese dato no aparece y Valdecantos habla de un potencial de 400 pasajeros, pero este año nunca superó los 170.
Hay un balance pendiente, porque se trata de dineros públicos.
La inversión fuerte que -se supone- se hizo sería en los rieles. Esa es responsabilidad del Ministerio del Interior, no de Tren a las Nubes ni de la Provincia.
Fue realizada por empleados municipales, aparentemente no especializados, y los resultados podrían estar reflejados en el "descalce" del sábado.
El Tren a las Nubes es un ícono del turismo no solo de Salta, sino del país.
Es una maravilla tecnológica iniciada hace casi 90 años, aprovechada turísticamente desde principios de los setenta y enmarcada en el gran proyecto puesto en marcha en 1983 y que llevó a Salta a ubicarse como uno de los centros receptivos más pujantes hasta que, en 2008, el actual gobierno decidió limitar la promoción turística al marketing. A pesar de la pérdida de pujanza, la infraestructura heredada y las cualidades propias de la Provincia garantizan que el envión se prolongue. Es decir, que el tren solo esté transportando un tercio de los pasajeros que puede llevar es un indicio de la mala gestión estatal del servicio.
Pero lo ocurrido en el túnel Diego de Almagro debería ser un urgente llamado de atención.
La vocación estatizante suele ser, en la más inocente de las hipótesis, generosidad con plata ajena.
Balances sobre lo ocurrido con el Tren a las Nubes y con el acceso desde General Gemes, en este caso desde la eliminación del peaje de Aunor, así como estudios mucho más profundos, comparativos, entre las gestiones privada y pública del servicio de aguas y del Nuevo Hospital, contabilizando presupuestos y resultados, seguramente, demostrarían que la improvisación y el amiguismo nunca llevan por buen camino. (El Tribuno)