02/06/15
Requiere urgentes mejoras el servicio ferroviario que une Constitución con La Plata
La adopción de algunas medidas, como el restablecimiento de los trenes semirrápidos entre las estaciones de La Plata y Constitución, una mayor regularidad promedio en la frecuencia así como el reacondicionamiento de parte de las vías y las reparaciones realizadas en algunos vagones, constituyeron sin duda pasos positivos, aún cuando no agotan en absoluto la serie de medidas estructurales que hacen falta para devolverle al servicio ferroviario la calidad que tuvo y que debería incrementar en el futuro inmediato.
Corresponde, por consiguiente, atender al justificado reclamo que formularon los usuarios para que se mejore el servicio de trenes entre las dos capitales, reseñado en este diario en ediciones anteriores. Hubo coincidencia en que, pese a esos trabajos y mejoras realizadas, todavía se experimentan demoras y cortes en el servicio
Los pasajeros habituales no ocultaron su enojo por las demoras que sufren los trenes, ya sea por accidentes o por la incidencia de algunas obras que se están realizando. Pero aludieron también a las manifestaciones o “piquetes” que con frecuencia se realizan sobre las vías, sin dejar de mencionar el hecho de que en oportunidades se producen desperfectos mecánicos en las locomotoras.
Tal como se señaló aquí en otras oportunidades, no está de más recordar que la generación de los mayores se acostumbró a viajar en el tren Roca, por la excelencia de un servicio que garantizaba puntualidad, seguridad y confort. Existían servicios rápidos -provistos de un inmejorable coche comedor- semirrápidos y locales, estos últimos con transbordo en Berazategui. El viaje entre las dos capitales en los servicios rápidos insumía poco más de cincuenta minutos y se está hablando de sesenta o más años atrás, con el uso de máquinas a vapor.
Sin embargo, aquel panorama varió sustancialmente hasta que se hizo abrupta la decadencia del ferrocarril, derivada de políticas erradas y de una inconcebible desidia, sumada seguramente a una sucesión de intereses y de despojos que hundieron a este vital medio de transporte en un inconcebible estado de deterioro.
Si bien la experiencia privatizadora generó expectativas en los primeros momentos, pues se produjo un retorno masivo de pasajeros, lo cierto es que concluyó en una lamentable frustración. Y volvieron a verse, como en años anteriores, vagones con las ventanillas rotas o directamente sin persianas, falta de higiene y de iluminación, asientos incómodos, retrasos en los horarios, estaciones descuidadas e inseguridad.
En momentos en que el resurgimiento del ferrocarril se encuentra ya instalado en casi todo el mundo, no resultan claras las razones por las cuales ese fenómeno carece de correlato en nuestro país. Con un tránsito automotor colapsado por el explosivo crecimiento del número de vehículos, el sistema ferroviario resuelve de manera casi total, menos costosa y más rápida el desplazamiento de millones de personas en los centros poblados.
Por cierto que, como trasfondo principal del tema, persiste para La Plata la inexplicable postergación de la electrificación del ramal Quilmes entre La Plata y Constitución, tantas veces anunciada como incumplida. Pero está claro que, mientras ella no llegue, deben extremarse los esfuerzos para devolverle al ferrocarril las condiciones mínimas de funcionamiento que los pasajeros merecen sobradamente. (El Día)