13/04/15
El tren a Rosario es moderno, pero lento y con pocos pasajeros
El miércoles último 37 personas hicieron el recorrido en más de siete horas en un viaje que debía demandar la mitad; la operadora del servicio estima que dentro de 90 días cumplirá con el horario
A las 16.07 del miércoles pasado, la locomotora con siete vagones y 37 pasajeros arrancó el viaje desde Retiro con destino a la estación Rosario Sur, situada a 297 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. El servicio estuvo 23 años inactivo y una semana atrás fue reinaugurado. Pretende ser una alternativa de transporte entre las dos ciudades, pero deberá acelerar si pretende ser efectivo: la formación tardó más de siete horas en arribar a destino en un viaje que debía realizarse en la mitad de ese tiempo.
Todo luce impecable. Pero, al menos por ahora, las locomotoras de origen chino tendrán que esperar para llegar a las velocidades de sus pares europeas. Técnicamente, los nuevos trenes están preparados para alcanzar los 160 kilómetros por hora, pero el mal estado de las vías nacionales en ese tramo sólo permite que el tren circule a un promedio de 60 km/h, con picos de más de 85 km/h en las zonas donde la Operadora Ferroviaria Sociedad del Estado (Sofse) realizó el recambio de las vías.
En la empresa a cargo del servicio aseguraron a LA NACION que estiman que dentro de 90 días buena parte de la traza estará recuperada. Sólo desde ese momento el viaje podría durar tres horas y 50 minutos, y no las siete horas con 18 minutos que tardó este cronista en llegar a Rosario.
En colectivo, el mismo viaje demanda entre cuatro y cinco horas. Y en auto, poco más de tres. "A medida que mejore el servicio, esperamos mucha más gente. Son transformaciones culturales, es cuestión de que la sociedad comience a adoptar el tren como una opción más", indicaron en Sofse. En la empresa también creen que cuando se agreguen nuevas paradas (el 1° de mayo en San Nicolás y el 1° de junio en Zárate) se sumarán más usuarios.
Pocos pasajeros
En los modernos coches con servicio pullman y primera, que aún huelen a tapizado nuevo, quedaron libres 272 asientos. En el viaje inaugural hubo más de 140 personas, mientras que el domingo pasado fueron más de 100. El resto de los días la cantidad de pasajeros promedió entre 40 y 50.
Dos de los que viajaron el miércoles son Juan Tano y su mujer, Manuela. Es el día en que Juan cumple 75 años. Está feliz y entusiasmado. "Quisimos hacer algo diferente y se nos ocurrió tomarnos el tren, como en las viejas épocas. Para nosotros es como una especie de aventura. Está todo lindo, espero que la gente lo cuide", cuenta el hombre, que vive en San Lorenzo, a 38 kilómetros de Rosario.
El andar del tren es sereno. Sin embargo, los cambios de velocidad, debidos a las obras y el estado de las vías, son notorios y repetidos. En algunos tramos se viaja a 20 km/h. Eso sí, casi no hay frenadas bruscas. El café de las tazas, en el coche comedor, apenas se mueve, no llega a derramarse. Allí, por $ 75 se puede comer el plato del día o un sándwich de milanesa, que sale $ 40.
En una de las doce mesas del comedor estaban Andrés y Eduardo. Hablaron al menos durante dos horas, desde José León Suárez hasta Zárate. No eran amigos. Tampoco viajaban juntos. Se conocieron en el tren.
Andrés Ponce, por cuestiones laborales, viaja a Buenos Aires desde Rosario dos veces a la semana. "Es la segunda vez que lo uso para volver. Me cansé de viajar en colectivo y el tren tiene esto, vas más relajado, tenés más libertad y también hay más contacto entre los pasajeros, que está bueno. Además es más seguro y económico que el colectivo", aseguró. El pasaje en primera clase cuesta $ 175, mientras que en pullman vale $ 225. En colectivo las tarifas son de $ 214 el semicama y $ 262 el servicio cama, un 22 % más caras.
Rumbo a Rosario el tren atravesó San Pedro recién pasadas las 20.30. Juan Pablo Lembach, que tiene una empresa de desarrollo de software, aprovechó el tiempo para trabajar con su notebook, conectada a los tomacorrientes que hay en todos los vagones. "Lo estoy probando, la posibilidad de ir trabajando es bárbara. Cuando tarde menos tiempo será una variante muy buena. Seguramente lo voy a volver a usar", contó el empresario.
El retorno del tren de pasajeros también da lugar para que los nostálgicos recuerden otras épocas. Alejandra Denner sólo tomó el servicio para recordar su adolescencia y sus años universitarios: "El tren tiene una magia difícil de explicar. Me trae muchos recuerdos estar de nuevo acá. Para todos los que alguna vez usamos el servicio, volver a hacer estos viajes es muy especial".
Alejandra realizó este mismo trayecto casi todas las semanas entre la década del 70 y el 80. Por aquellos años, el tren tardaba poco más de cuatro horas. "Y funcionaba muy bien, era raro que tuviera algún problema", recordó. Ya entrados los 90, el servicio se esfumó.
A las 22.35 el tren, según el horario oficial, ya debería haber arribado a la estación Rosario Sur. Sin embargo, hace un puñado de minutos pasó Villa Constitución. Aún faltaban 60 kilómetros para llegar a destino y los más curiosos ya habían recorrido el tren de punta a punta más de una vez. Otras miradas se veían cansadas. Los temas de conversación estaban agotados. Una película no habría venido mal. Pero en las pantallas, al menos ese miércoles, sólo había publicidad oficial.
A las 23.25, finalmente, el nuevo tren federal detuvo su marcha. Llegó a Rosario Sur, una estación que aún se está terminando de renovar en esa postergada zona de la ciudad santafecina, donde la marginalidad está a la vista y la inseguridad preocupa. Los pasajeros locales aseguran que si el tren finalizara en la estación Rosario Norte, más cerca del centro, viajaría más gente.
Una hora después, fue el momento de emprender el viaje de retorno en el servicio que parte a las 00.26. Y que hizo sonar la sirena de llegada en Retiro pocos minutos después de las 7. Tal como estaba programado. Entre turistas, trabajadores, curiosos y nostálgicos, esta vez subieron a los coches 48 pasajeros.
Trenes modernos, vías antiguas y pasajeros nuevos, la ecuación del nuevo servicio de trenes aún no está del todo resuelta. (La Nación)