15/09/14
Emfer, cientos de trabajos en vilo por el avance chino
La fábrica de trenes vinculada al grupo Cirigliano, aquel que concesionaba la línea Sarmiento antes de la tragedia de Once, ya no produce y peligran cientos de empleos
"Y junto a la vía, trabajo argentino", arengó Cristina Kirchner. Aún de luto, la Presidenta se mostraba emocionada esa tarde de noviembre de 2010 en la estación ferroviaria de Mercedes. "Porque los vagones que hoy se ponen en marcha son construidos en talleres y fábricas argentinas, y hechos por manos de argentinos", proclamó.
"Le contaba al empresario concesionario de la línea Sarmiento [por Claudio Cirigliano], que además es el fabricante de la totalidad de estos trenes, que a mí cuando era muy joven, pese a que mi papá era colectivero, me gustaba más viajar en tren", confesó. "El tren es algo que está muy vinculado con nuestra idiosincrasia. Es ver cómo van pasando los pueblos y el paisaje. Es algo muy entrañable", cerró Cristina.
El 22 de febrero de 2012, a las 8.33, el tren número 3772 identificado con la chapa 16 chocó con la plataforma 2 de la estación de Once. Murieron 52 personas. El grupo Cirigliano, que había recibido millones de subsidios del Estado, perdió la concesión y comenzaba a ser investigado en la Justicia. Las empresas vinculadas a ese grupo empresario, Emprendimientos Ferroviarios (Emfer) -que había fabricado las formaciones destacadas por la Presidenta en 2010- y Tecnología Avanzada en Transporte (Tatsa), que reparaba colectivos, comenzaron a decaer lentamente hasta que el mismo gobierno que las impulsó les dio el golpe final.
La Presidenta se dio vuelta y miró al enorme monstruo de metal. "Estoy asombrada por el barco. Es impresionante. ¿De qué nacionalidad es?", preguntó el lunes último. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, le contestó en voz baja. "Es chino", reconfirmó Cristina Kirchner. Ese barco venía a solucionar las urgencias políticas. El Gobierno anunciaba el desembolso de US$ 220 millones para comprar vagones orientales (ya había hecho lo mismo con formaciones de la misma procedencia para la línea Sarmiento).
A pesar del discurso nacionalista fue un cierre circular para la incipiente industrialización ferroviaria. Ya en campaña hacia 2015, y tras la tragedia de Once, la decisión oficial de apostar a China frenó el trabajo y la producción en Emfer, donde (sumando a Tatsa) peligran unos 450 empleos directos y 3000 indirectos.
"Creemos que las fábricas tienen que ser estatizadas", cuenta Julián Radic, uno de los delegados de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) en la empresa y empleado hace 9 años en Emfer. "Los vagones debería hacerlos el Estado. Esta compra a China es parte de los problemas que estamos teniendo", agregó.
La semana pasada, en un encuentro con el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, los trabajadores pidieron al Estado que pusiera a un interventor para luego estatizar la empresa. En el Gobierno afirmaron, en cambio, que para asegurar sus fuentes de trabajo deberán esperar supuestas inversiones chinas en talleres locales.
En las últimas semanas, el secretario general de la UOM, Antonio Caló, debió intervenir. Los trabajadores dejaron de cobrar y hubo cortes de calles. Caló no quiere escándalo políticos con el Gobierno. Se llegó a un acuerdo con el Estado. Ambas compañías cobrarían los Programa de Recuperación Productiva (Repro). Pero como ese dinero no llegó a tiempo a los empleados, en julio último Caló debió desembolsar $500.000 (1000 pesos por trabajador) para pagar la quincena laboral.
"Los trenes a China se compraron por una urgencia política que tiene que ver con la tragedia de Once", criticó Radic. Lo cierto es que las elecciones de 2015 -y Randazzo como uno de los candidatos oficiales- explican la lógica de esa determinación."Es difícil que pudiéramos hacer la cantidad de coches que se encargaron a China en ese tiempo de entrega, pero sí se podrían haber hecho a más largo plazo y con trabajo argentino" .
El acuerdo con la empresa estatal china CSR Qingdao Sifang Ltd se firmó el 9 de enero. Entre otros puntos polémicos, el estado argentino se compromete en el artículo 34 del contrato a comprar repuestos chinos en forma exclusiva por los próximos 20 años, lo que implica que toda la industria de suministros ferroviarios oriental generará empleos. No así su par argentina.
"¿Se acuerdan cuando inauguramos el San Martín nuevo? Les dije entonces que en la época en que en la Argentina estábamos haciendo vagones, locomotoras y autos, en China en 1949 Mao llegaba a Pekín y veía que los chinos comían la corteza de los árboles porque no tenían ni arroz para comer", dijo la Presidenta. "Recuerden cómo terminamos y miren dónde están los chinos hoy, después de una férrea planificación por parte del Estado (....) No sólo los vagones, miren también ese barco", cerró la Presidenta como si el kirchnerismo no gobernara desde hace más de una década.. (La Nación)