18/06/14
"Había 150 cuerpos amontonados como en un scrum de rugby"
Como si el interior del primer vagón fuera "un gran scrum de rugby" formado entre cadáveres y heridos graves, con "mucha sangre debajo de los zapatos" , el director del SAME, Alberto Crescenti, recordó las escenas vividas por los rescatistas que asistieron a las víctimas de la tragedia de Once.
Pidiéndoles disculpas a los familiares que asistieron ayer a la audiencia del juicio que se está realizando en Comodoro Py por la dureza de sus palabras, Crescenti aportó un crudo testimonio de lo que le tocó ver en los primeros vagones del tren aquel fatídico 22 de febrero de 2012.
En el accidente murieron 51 personas y otras 700 resultaron heridas. Según Crescenti, muchos de ellos "fueron pacientes que perdieron la vida allí".
Quienes asistieron a la sala del Tribunal Oral Federal N° 2 enmudecieron al escuchar su testimonio, que hizo recordar al de los primeros testigos del proceso en el que se juzga al maquinista Marcos Córdoba y a otras 28 personas, entre las que se encuentran los ex secretarios de Transporte de la NaciónRicardo Jaime y Juan Pablo Schiavi.
También causó sorpresa la decisión de los jueces que dispusieron la detención de un guarda de la línea Sarmiento al considerarlo "testigo reticente" por sus contradicciones en su declaración sobre si el tren frenaba correctamente el día de la tragedia.
Se trata de Miguel Ángel Gerónimo, quien acompañaba a Córdoba. Ante las preguntas del fiscal, Fernando Arrigo, de los jueces y de los abogados el testigo respondía con evasivas. "Para nosotros, es un testigo clave porque conoce el estado del tren chapa 16 que chocó y de cómo viajaba la gente ese día. Además, puede tener responsabilidad en el accidente", dijo a la nacion Leonardo Menghini, abogado de una de las partes querellantes. En la audiencia de ayer iban a declarar otros dos guardas y un maquinista -el que le entregó la formación a Leonardo Andrada, el motorman asesinado meses después de la tragedia-. Pero tras el testimonio de Gerónimo, los jueces establecieron un cuarto intermedio hasta el lunes próximo para elaborar las actuaciones de la causa que se abre contra Gerónimo, que ayer quedó detenido y a disposición del juez de turno y puede ser acusado de falso testimonio.
Como un scrum
El titular del SAME fue quien abrió la ronda de testigos de ayer. "He estado en el atentado a la AMIA y lo que vi en el vagón fue muy fuerte", dijo Crescenti al describir las primeras imágenes de esa mañana de febrero.
"Había unas 150 personas amontonadas en pocos metros, en una especie de scrum de rugby. Eran los pacientes más críticos, los que se perdieron dentro del vagón."
El médico, conmovido, utilizó el término "dantesco" para sintetizar lo que los rescatistas tuvieron delante de sus ojos. "Había muertos, había mucha sangre debajo de los zapatos, gente fallecida... fue una escena muy dura para nosotros."
El operativo, recordó, no duró más que horas en las que se atendió a unas 900 personas. "Nos ocupamos de las víctimas, de convocar ambulancias y sacarlas por orden con dos helicópteros. Ocho pacientes pudieron salvarse sin ser amputados y no perdimos a ninguno", señaló.
La declaración de Crescenti coincide con la de los primeros testigos, pasajeros del tren de la tragedia que viajaban en el primer vagón. "Los bomberos me pedían vaselina para desenganchar a las víctimas de entre los hierros apretujados", recordó el titular del SAME.
El 22 de abril estremeció el recuerdo de Maximiliano Villalba. "Después del choque estuve cuatro horas atrapado entre un montón de personas. Nos tiraban agua y aceite para destrabarnos, y a los que estábamos abajo también nos caía orín", había dicho ante el Tribunal.
El juicio, que entrará en su cuarto mes, continuará el lunes próximo con la declaración de policías que participaron en el rescate de los cuerpos y los guardas que no pudieron atestiguar ayer.
Pasajeros del San Martín, entre las vías
Ayer por la mañana, una formación del tren San Martín que debía llegar a las 10 a la estación de Retiro quedó varada y sufrió un retraso de, al menos, 40 minutos. La demora, según pudo saber la nación, se debió a los trabajos de mantenimiento en las vías por las obras en tres de los cinco andenes de la estación terminal.
De esta manera, cientos de pasajeros que viajaban en la formación se cansaron de esperar la solución, se bajaron del tren y caminaron hasta la estación de Retiro. Algunos de ellos accionaron manualmente las puertas para abandonar los coches.
Fuentes de Corredores Ferroviarios indicaron que desde la cabina del motorman se informó a los pasajeros los motivos de la demora; no obstante, personal de la empresa acompañó a los usuarios que decidieron caminar por las vías hasta la estación. (La Nación)