23/04/14

 

Varios testigos de Once dijeron que el tren no frenaba

 

"¡Los frenos no me responden, los frenos no me están respondiendo!" Norma Barrientos, sobreviviente de la tragedia de Once , susurró ayer entre lágrimas la frase que provenía de la cabina del motorman Marcos Córdoba y que podría cambiar el rumbo del juicio.

Su testimonio ante el Tribunal Oral Federal N° 2 sobre las fallas en los frenos de la formación del Sarmiento que se incrustó en el andén, el 22 de febrero de 2012, no fue el único. Otros dos sobrevivientes dijeron que el tren se pasó de largo en Morón y que tuvo que retroceder para que los pasajeros pudieran descender.

Sumergida en el llanto cada vez que habló de su hija Karina, de 14 años y una de las 51 víctimas del accidente, la mujer dijo que viajaba al lado de la cabina del maquinista y contó, bajo juramento, que había oído "en tono fuerte y como pidiendo ayuda" que los frenos no respondían cuando el tren salía de la estación de Morón.

En su declaración ante el tribunal, Córdoba había afirmado que el tren tuvo problemas para frenar en Floresta y al ingresar en el andén de Once, pero nunca hizo referencia a otras fallas.

La de ayer fue una de las audiencias más duras y emotivas para los familiares de las víctimas y los sobrevivientes por las declaraciones de los cuatro testigos que recordaron lo que sucedió en febrero, el mismo día que se cumplieron 26 meses del accidente. Tres de los testigos hicieron referencia a las fallas en los frenos. Barrientos fue la más exacta. Viajaba junto a la cabina del motorman y dijo haber escuchado dos veces una conversación dentro de esa cabina en la que hacía referencia a la falla de los frenos.

Alice Flor Cabañas y Maximiliano Villalba, a su vez, reconocieron que en la estación Morón el tren se pasó de largo.

Con el rostro de su hija Karina estampado en la remera que identifica a los familiares de las víctimas, y con un portarretrato con la foto, Norma Barrientos habló durante dos horas secándose las lágrimas al terminar cada frase y bebiendo pequeños sorbos de agua para aclarar su voz.

Su declaración descolocó de tal manera a los presentes en la sala que el propio presidente del Tribunal Oral Federal N°2, Jorge Tassara, tomó el control del interrogatorio que estaba llevando adelante el fiscal Fernando Arrigo.

"Cuando salimos de Morón escuché que dentro de la cabina decían que los frenos no andaban, que no respondían. Lo escuché dos veces", dijo, mirando al juez.

"En todo el trayecto se notaban dificultades con los frenos. Antes del cambio de motorman había dificultades", agregó.

En la estación Castelar, Leonardo Andrada le cedió el control del Chapa 16 a Córdoba.

"Al entrar a Once me di cuenta de que [el tren] no paraba. Por el golpe volé y me apretaron un montón de cuerpos. Pensé que mi hija estaba por ahí. Yo gritaba su nombre, esperaba que ella me respondiera de alguna forma", contó. A las 4 de la madrugada del día siguiente le avisaron que su hija había muerto. Faltaban dos meses para sus 15 años.

Antes, en primer término, había declarado Natalia Meza, que ingresó a la sala caminando con la ayuda de una muleta. Meza no se recuperó de las más de 20 operaciones que le hicieron en una pierna. Sufrió fracturas expuestas de tibia y talón y estuvo cinco meses internada con riesgo de perder ambas extremidades.

"Íbamos muy apretados y escuchábamos a un nene de cuatro años. Cuando chocamos nos amontonamos y no lo escuchamos más. Después el hermano dijo que habían muerto él y su mamá." Con la voz entrecortada la mujer añadió: "De la cintura para abajo no sentía nada, pensaba que no tenía las piernas. Tuve todo el tiempo un hombre fallecido arriba mío y mucho hierro alrededor. Abajo había gente que nos daba fuerza a los gritos".

Al finalizar la ronda de testigos estremeció la palabra de Velázquez. "En Morón el tren se pasó diez metros de la estación. Fue muy notorio. Después del choque estuve cuatro horas atrapado entre un montón de personas. Nos tiraban agua y aceite para destrabarnos, y a los que estábamos abajo también nos caía orín", rememoró.

Su testimonio se puede enlazar con un tramo de la declaración de Barrientos cuando se refirió a los problemas antes del cambio de maquinista. Villalba subió en Moreno, la estación cabecera. "Allí escuchamos por los parlantes que el servicio tal vez no salía porque andaba mal el tren", contó.

Al igual que los otros testigos Cabañas habló del funcionamiento del Sarmiento. "El día del accidente veníamos con la puerta casi abierta por la cantidad de gente. Quedábamos colgados de la puerta", contó. Antes habría relatado que al llegar a la estación Morón el tren se pasó de largo y tuvo que dar marcha atrás.

"Las ventanillas estaban siempre rotas, a veces tapadas con cartones, y cuando llovía, entraba agua. El día del choque no pudimos abrirla [la ventanilla] ni con la ayuda de un hombre que, finalmente, cayó muerto encima mío", dijo Cabañas.

Los testigos también objetaron que tras el accidente no recibieron asistencia del Estado, ni de Trenes de Buenos Aires (TBA), ex concesionaria del servicio. Lo que más necesitaban, según las secuelas que describieron, era acompañamiento psicológico y ayuda laboral.

Pedirán que en la carátula se incluya el dolo

Con la declaración de Norma Barrientos como fundamento, el abogado Gregorio Dalbón, cabeza de una de las querellas, adelantó que pedirá que la carátula contra Marcos Córdoba, acusado de estrago culposo, cambie a la de estrago doloso, que tiene penas de hasta 25 años.

El TOF 2 no hizo lugar al pedido de Jorge Sandro, uno de los abogados de Juan Pablo Schiavi, quien solicitó un careo inmediato entre Barrientos y Córdoba para cotejar ambas declaraciones. Los jueces respondieron que sus testimonios se tomarán por separado.

Cuatro testigos citados para la audiencia de ayer no se presentaron y serán llamados nuevamente. El proceso continuará el lunes 5 de mayo. (La Nación)

 


Última actualización Miércoles 23-Abr-2014 ---- info@puntaderieles.com.ar / info_punta_de_rieles@yahoo.com.ar