04/07/13
Una doble disputa entre los maquinistas y el Gobierno
El primer nivel de las discordias tiene que ver con una cuestión política. Tras haber sido uno de los primeros en encolumnarse con la administración kirchnerista en 2003, y luego de haber apoyado las polémicas gestiones de Ricardo Jaime y Juan Pablo Schiavi, el sindicato liderado por Maturano comenzó a despegarse del Gobierno tras la tragedia de Once, donde murieron 51 personas. Tres hechos influyeron en ese distanciamiento: la defensa del maquinista que intervino en el choque, el desembarco de Randazzo en Transporte y la eyección del subsecretario del área ferroviaria y uno de los principales referentes del gremio, Antonio Luna, quien va camino al juicio oral por la causa Once. Los mayores controles implementados a los maquinistas desde hace un año con tests de alcoholemia y exámenes físicos y la menor influencia en las decisiones oficiales llevaron al sindicato a endurecer su posición frente al Gobierno. A ese contexto conflictivo se sumó la tragedia de Castelar, generando un segundo nivel de controversias focalizado en la defensa corporativa de sus afiliados que ha desplegado el gremio ante el embate oficial y los elementos de prueba que demostrarían la responsabilidad del conductor del tren que embistió a la otra formación parada. Al igual que en el espectacular descarrilamiento de fin 2010 en el empalme Maldonado del Mitre y en los choques de San Miguel (febrero de 2011) y Once (febrero de 2012), en la reciente tragedia de Castelar el sindicato salió a defender la actuación del conductor y a endilgarle las culpas a fallas del sistema y al mal estado de los trenes. En los tres primeros casos, las pericias determinaron la responsabilidad de los maquinistas que no accionaron todos los frenos, no obedecieron las señales y desatendieron sus tareas para enviar mensajes de texto. La tragedia de Castelar agravó la tensión por la postura defensiva del gremio y el accionar del Gobierno, direccionado a mostrar que el tren y la línea reunían todas las condiciones seguridad y funcionamiento. Mientras aguarda el informe de los peritos, Randazzo decidió reforzar los controles con cámaras de seguridad en las cabinas de los trenes del Sarmiento. Tras tomar la medida como un “nuevo ataque para criminalizar a los conductores”, el gremio resolvió boicotear la instalación de las cámaras. Y aunque trató de ocultarlo, ese fue el principal motivo del paro salvaje de ayer que tuvo como argumento una supuesta demora en el pago de los aguinaldos. (Clarín)