24/05/13
Una renovación tardía y necesaria que esconde mensajes para todos
El anuncio sobre la compra de 300 vagones nuevos para el ferrocarril Roca vuelve a confirmar la política que enarbola el ministro Florencio Randazzo desde que se hizo cargo del transporte: mostrar algo más que un maquillaje de pintura en los alicaídos trenes argentinos. La Argentina de los últimos 10 años limitó su política ferroviaria a lijar, pintar y volver a pintar los coches de 1960. Desde que el ex presidente Raúl Alfonsín puso en marcha los trenes que ahora se renovaría, jamás se compraron vagones nuevos. Siempre se mantuvieron a lija y pintura. Ahora bien, ¿por qué el Gobierno tardó tanto en tomar una medida por la que ruegan todos los usuarios de trenes? ¿Qué sentido tuvo mantener a base de arreglos sobre arreglos a todos los talleres ferroviarios locales si finalmente se compra tecnología china? ¿De qué sirvió levantar con tanto ahínco la bandera del regreso de la industria ferroviaria si finalmente los 800 coches nuevos que se compraron para la red ferroviara en su conjunto serán fabricados y mantenidos por obreros chinos? Randazzo conoce como pocos los números de un sector que vivió regado de fondos públicos. Pero es posible que jamás los dé a conocer; la publicidad de esos números a sus antecesores a dar explicaciones. Hay en la decisión algunos mensajes escondidos. A los usuarios, el ministro les "dice al oído" que tengan paciencia y que los trenes van a cambiar. Randazzo sabe que gran parte de su gestión se juega en este tiempo: entre el anuncio y la llegada de las formaciones. A los concesionarios les muestra que todo el dinero del Estado irá a parar a la renovación de los ramales estatizados. Hubo anuncios de renovación para las líneas San Martín, Sarmiento, Roca y Mitre. Por ahora ,nada para el Urquiza y el Belgrano Norte, ambas operadas por dos concesionarios privados (Metrovías y Ferrovías). Y hay algo más. Parece terminar el gran negocio de mantenimiento de trenes en los talleres locales: la Argentina tendrá una flota ferroviaria china, pagada al contado y comprada sin licitación gracias al acuerdo bilateral que une a los dos países. Aún falta leer un último mensaje: es el destinado a la génesis del caos actual, en la que mucho tienen que ver quienes precedieron a Randazzo. (La Nación)