29/01/13
Compra de trenes
El pasado 10 de enero, en cadena nacional, la señora presidenta anunció la compra en China de vagones con propulsión eléctrica destinados a los ferrocarriles Mitre y Sarmiento.
Cabe recordar que en repetidas ocasiones se han expresado conceptos tales como el de "sustitución de las importaciones", inserto en el más amplio "vivir con lo nuestro", y se ha oído a la primera magistrada decir: "Sueño con el día en el que todos los insumos de la industria argentina sean de producción local", un "sueño" que no han logrado potencias tecnológicas como Estados Unidos. Basta recordar que el último avión fabricado por Boeing, el Dreamliner 787, ha requerido para su producción partes provenientes de siete países.
Entonces, con esos conceptos vigentes, se entendería que la compra de esos vagones en China se podría haber concretado según un plan en el que, al menos en tres fases, posibilitara la producción local de parte de ellos, al tiempo de sentar las bases para esa actividad en el país, para lo cual alguna vez se anunció la reactivación de talleres como los de Tafí Viejo.
La compra podría haberse llevado a cabo con un reducido número de ellos construidos en China. Una segunda tanda con materiales procedentes de ese país, construidos aquí por técnicos y operarios argentinos adiestrados en China, con el apoyo de asesores de ese origen destacados bajo contrato a nuestro medio.
Con la experiencia y conocimientos acumulados, encarar la fabricación local de una tercera tanda, la más numerosa, con elementos procedentes de China mientras que otros serían sustituidos por los de producción local al cabo de cumplir con normas de calidad internacional.
Es probable que los chinos recomendaran crear una nueva infraestructura para la producción local por entender que las existentes no se adaptarían a las exigencias de esta producción. Entonces quizá se daría la posibilidad de que los chinos asesoraran al respecto con especificaciones para una construcción incluso más adelantada que las disponibles en su tierra, que sería equipada con herramientas especializadas, así como también con el instrumental y bancos de prueba necesarios para cada etapa de la producción.
Es decir que, al cabo de cumplirse el programa en el país, se habrían sentado las bases para una futura producción local de estos vagones, incluso con diseño propio consecuencia de una creciente capacidad ingenieril y técnica argentina; vagones destinados a las futuras electrificaciones del ferrocarril San Martin a las que se sumarían las pendientes del Roca y de los dos Belgrano, como también la posibilidad de exportar.
Esas provisiones a los ferrocarriles argentinos, la actualización y recorrido de los existentes al cabo de cierto uso, las futuras reposiciones y la capacidad de exportar darían sustento futuro a este emprendimiento.
¿Sería factible de concretar un plan como el expuesto previamente a grandes trazos?
En países previsibles, en los que se planifica a futuro y no se reacciona sólo ante la coyuntura cuando las condiciones de entorno se precipitan consecuencia de distintos grados de incapacidad e imprevisión; con políticas de Estado no sujetas a los cambios en la conducción política; económica y financieramente previsora y confiable como Australia o Brasil, definitivamente sí.
Entre nosotros, se podría afirmar que se contaría en tiempo con la primera tanda de los fabricados en China. En cuanto a la segunda, a construir en el país con materiales importados, la ausencia de una política de Estado y la consiguiente posible no asignación posterior de los sucesivos recursos presupuestarios en las magnitudes requeridas determinarían demoras de años, que darían lugar al alejamiento del personal adiestrado en China para la fabricación local en procura de otros horizontes, e incluso la partida de los asesores de esa nacionalidad y aun la posibilidad de que los chinos se llevaran herramientas, instrumental y bancos de prueba ante los atrasos en los pagos.
Tales demoras en concretar la segunda tanda afectarían irremisiblemente a la tercera, la de fabricación local, sustituyendo en lo posible materiales importados por otros de factura nacional. Con el transcurrir de los años, los vagones que se pudieran llegar a construir habrían sido tecnológicamente superados, mientras que parte de los insumos destinados a la fabricación local pasarían a ser empleados como repuestos de los que se encuentren en uso.
Más aún, ante no saber qué hacer con una magnifica infraestructura ociosa, hasta se podría llegar a considerar darle otro destino tal como arrendarla a la Feria de Milán, asignarla a un Tecnópolis II o al desarrollo de actividades culturales.
Afortunadamente, a pesar de las declaradas premisas de "vivir con lo nuestro" y "sustituir importaciones", el gobierno, presumiblemente acuciado por el estado del material de los ferrocarriles Mitre y Sarmiento, ha decidido proceder con lo que aparentaría ser una decisión racional y firmar el correspondiente contrato para que algo más de 400 vagones con propulsión eléctrica sean totalmente fabricados en China por la China South Locomotive and Rollling Stock Corp Limited, sin que signifique el respaldo de un crédito alguno, en lo que parecería ser una operación prácticamente de contado que, según información periodística, se abonaría el 30% como adelanto y el 70% restante en un plazo de dos años partir de la entrega de la última tanda, con el correspondiente cruce de dedos para que entonces dispongamos de los correspondientes recursos al momento de afrontarlo.
Otro cruce de dedos, en virtud a lamentables experiencias del pasado, tendría su razón de ser en cuanto a las previsiones en lo que concierne a repuestos, instrumental y herramientas especializadas, adiestramiento del personal, en particular el destinado al mantenimiento, así como otras previsiones destinadas a asegurar una operación sin contratiempos con el devenir de los años. (La Nueva Provincia / Bahía Blanca)