16/11/12
Maniobras de Jaime para retrasar un juicio
Con la intención de evitar que llegue a juicio oral uno de los tantos casos por corrupción en los que está involucrado, el ex secretario de Transporte K Ricardo Jaime, presentó varios recursos para dilatar el expediente y lograr que la causa prescriba. Jaime, acompañado por el empresario de TBA, Claudio Cirigliano, tiene que ser juzgado por haber recibido dádivas. Es que Cirigliano, mientras Jaime debía controlar a sus empresas- de trenes y ómnibus- le pagó viajes en taxis aéreos que el ex funcionario disfrutó con sus familiares. Jaime y Cirigliano, entre otros, fueron procesados por el juez Claudio Bonadio, luego ese procesamiento fue confirmado por la Sala I de la Cámara Federal y el fiscal Guillermo Marijuán realizó la elevación juicio en diciembre de 2010. En este diciembre se prescribía la causa pero el juez Julián Ercolini, quien será el que lleve adelante el juicio se adelantó a esa posibilidad y el 22 de octubre realizó el llamado a juicio y con eso interrumpió la prescripción de una causa que para Jaime tiene un máximo de dos años de prisión. Para demorar el llamado a juicio, en agosto, Jaime recusó al juez por temor de parcialidad. Es que Ercolini investiga a Jaime por otro caso de corrupción: la compra de vagones de subte a la empresa china CITIC en la que se habrían pagado sobreprecios. El juez rechazó la recusación. Pero en septiembre Jaime apeló en la Casación e insistió con la recusación. Cuatro días después de la citación a juicio Jaime pidió la nulidad de ese acto. El fiscal del caso se opuso y Cirigliano se sumó a Jaime. Desde ese momento Jaime y Cirigliano se emparentaron nuevamente: antes fue para hacer negocios y ahora para no llegar a juicio. La semana pasada Cirigliano pidió también la nulidad del llamado a juicio y recusó a Ercolini. Cirigliano, que pagó los viajes, y Jaime, el que utilizó los aviones para ir a descansar algunos fines de semanas largos, hacen lo posible para evitar sentarse en el banquillo de los acusados. Hay que ver si los jueces se lo permiten. (Clarín)