07/11/12
Randazzo teme que el desastre de los trenes termine de hundir su futuro político
Una nueva protesta de trabajadores ferroviarios de las líneas Sarmiento y Mitre provocaron un caos para los miles de usuarios que todos los días se trasladan a sus trabajos. Los sindicalistas argumentaron que la medida se debía a las reiteradas demoras en los pagos de los salarios. "Si no nos pagan, no trabajamos", repetían. El ministro del Interior y Transporte, Florencio Randazzo, estalló furioso contra los gremialistas, a quienes los calificó de "energúmenos que cobran 12 mil pesos" y los señaló como los responsables de querer "destruir" los ferrocarriles. La preocupación de Randazzo crece con el correr de la semenas: percibe, con razón, que la situación de los trenes en la Argentina implica un problema de una complejidad mucho mayor que entregar pasaportes y DNI. Los reiterados accidentes, los paros, las internas sindicales y los retrasos en las obras ya prometidas son algunos de los obstáculos que se interponen en su gestión. En rigor, en el peronismo saben que la furia del ministro esconde una profunda decepción, que surge de percibir que los trenes no serán el trampolín que había imaginado para su candidatura en la Provincia de Buenos Aires. Más bien todo lo contrario: los frecuentes problemas lo enfrentan a la clase trabajadora y acaso le hacen perder terreno ante sus rivales más directos, como Sergio Massa o Julián Domínguez. No sólo no consigue obtener "buenas noticias": el tiempo que además le insume la gestión de los problemáticos ferrocarriles prácticamente no le dejan tiempo para su armado en la Provincia. Más de un dirigente del PJ bonaerense cree que, en rigor, el traspaso de semejante tarea al áerea de Randazzo, fue un obstáculo que le plantó Cristina Kirchner a sus ambiciones políticas. En los últimos días, Randazzo habría comenzado a replantear sus estrategias y, sobre todo, sus objetivos. Ahora se conformaría con "arreglar" la situación del Sarmiento antes del próximo aniversario del a Tragedia de Once. Demostrar así que con gestión se pueden mejorar los trenes. Corre con algunso problemas, pues las obras avanzan muy lento. El propio "Pollo" Sobrero había asegurado a LPO que con tan sólo "doce trabajadores" asignados a la tarea de renovación de vías, los avances eran muy escasos. Apenas 100 metros de recambio de vías por día se estaban haciendo, mientras que en las últimas obras similares hechas en otros años, se hicieron hasta 300 metros por día. Otro de los escollos que deberá superar Randazzo, y acaso sea uno de los más problemático, es el presupuestario: para cumplir con este nuevo objetivo que se planteó necesitaría como mínimo US$ 1000 millones. Además del cambio de vías, se requieren de manera urgente obras en la señalización y una modernización de trenes. Pero las partidas no llegan. (La Política)