22/06/12
Hay más problemas que Moyano
Muchos que critican al Gobierno afirman que hasta hace no mucho benefició a los camioneros, logrando que tuvieran un protagonismo exagerado en la economía. Y que por eso ese gremio tiene una alta capacidad de daño con un paro. Es parcialmente cierto. Pareciera que, de momento, están causando más daño a la producción y comercialización en general las restricciones a las importaciones de Guillermo Moreno que las medidas de fuerza del jefe de la CGT. La idea de la decadencia intencionada de los ferrocarriles de cargas para favorecer a Hugo Moyano tiene el atractivo de las teorías conspirativas. Por un lado, la producción "justo a tiempo", que reduce el uso del espacio en las fábricas, hace la producción más eficiente y baja la acumulación de existencia de productos finales y de insumos, requiere intensivamente el camión. Las grandes cargas de insumos por tren para la producción de un mes que se acumulan en una planta fabril parecen ser cosas del pasado. Al tren le han quedado las cargas a granel, donde sus ventajas son imbatibles. Pero algunas de ellas también desaparecieron. Por ejemplo los vinos de gama inferior, que se traían desde las provincias productoras y se fraccionaban en la Capital. Hoy se envasan en tetra pack en origen. Tampoco el Gobierno logró una expansión enorme del Belgrano Cargas. No es que no hizo nada, pero hizo poco. En todo caso, en un escenario en el que crecía la demanda de transporte en camión el gobierno de Néstor Kirchner hizo mucho para promocionar la afiliación bajo el mandato de Hugo Moyano con medidas que prácticamente subsidiaban al gremio directa o indirectamente. ¿Es posible reducir el protagonismo del camión? Parece difícil, aun cuando podría haber más participación ferroviaria en las cargas generales. Es por eso que un paro general del gremio de Moyano puede tener tanto impacto si es sorpresivo. A algunas plantas productoras de alimentos se les sumaron las medidas de fuerza del campo y luego las de los camioneros. Pero a diferencia del caso de los combustibles líquidos, donde la capacidad de las estaciones de servicio para almacenar es limitada, al igual que en los cajeros automáticos, en la producción y comercialización de otros bienes, para que lleguen los problemas hace falta que un paro imprevisto sea además prolongado. (La Nación)