02/05/12
Un informe que demuestra el fracaso del modelo kirchnerista
Prueba el fuerte atraso tecnológico de la línea. Y que el servicio se presta al límite de las normas.
Si bien el informe entregado por la intervención de TBA al ministro de Planificación, Julio De Vido y al secretario de Transporte, Alejandro Ramos es básicamente técnico y describe las obras urgentes que requiere el Sarmiento, su sola presentación constituye una prueba evidente del fracaso que arrastra el “modelo ferroviario” de la administración kirchnerista.
La realidad y las necesidades de inversión señaladas en el informe muestran que la línea Sarmiento tiene un significativo atraso tecnológico y que sus servicios funcionan al límite de las normas técnicas y de seguridad operativ a que rigen para el transporte ferroviario de pasajeros.
Actualmente el Sarmiento sigue funcionando con vías desgastadas de la década del 50, con trenes que tienen más de medio siglo de existencia y con sistemas de señalamiento y de seguridad prácticamente obsoletos.
Los US$ 900 millones de inversiones para los dos próximos años que prevé la intervención de TBA cubren solo las necesidades que tienen los servicios eléctricos del Sarmiento. No incluyen los recursos para modernizar los trenes diesel de la línea que llegan hasta Mercedes, ni las obras que requieren los ramales eléctricos y diesel del ferrocarril Mitre que también están a cargo de TBA.
Más allá de las responsabilidades que le caben a TBA por haber descuidado la operación y no reclamar los atrasos del Estado, el plan de inversiones inmediatas que diseñó la intervención pone al descubierto dos marcados incumplimientos de los funcionarios nacionales que tienen a su cargo la ejecución de la política de transporte.
En primer lugar, aparecen los reiterados anuncios y promesas de mejoras para el ferrocarril Sarmiento que quedaron en el camino y que conforman el listado de las obras incumplidas del Gobierno. En este apartado figuran, entre otras, las obras del cerramiento perimetral de la línea, la repación de coches Toshiba y el soterramiento de las vías entre Once y Moreno.
En segundo lugar, el hecho de que más de la mitad de las obras en juego correspondan a contratos que están paralizados por falta pagos o demoras en las redeterminaciones de precios deja doblemente en off side a las autoridades del sector. Por un lado, no previeron la obtención de los recursos presupuestarios para abonar los trabajos en los plazos acordados. Y por otro, demoraron más de la cuenta la aprobación de las actualizaciones de precios que reclamaban las empresas contratistas. En esta situación se encuentra la instalación de un nuevo sistema automático de señalamiento, la construcción de trenes doble piso y la renovación de vías.
Con el informe que recibió del interventor, ahora el Gobierno está obligado a tomar una decisión de fondo no sólo para el Sarmiento, sino también para las restantes líneas metropolitanas. (Clarín)