19/03/12
A un mes de la tragedia de Once
El jueves próximo se cumple un mes de la tragedia de Once , que se llevó 51 vidas y causó más de 700 heridos, prisioneros en una trampa fatal de hierros retorcidos, pero sobre todo de la negligencia de los controles del Estado y de la desidia de la corporación empresaria que maneja el corazón del entramado urbano de trenes y colectivos en donde millones de argentinos viajan cada mañana para poner en marcha el país.
Los lectores de Clarín (Ver: “Hace tiempo que el Estado dejó de cuidarnos”) siguen recordando ese episodio porque han percibido que puso de manifiesto la desprotección y el destrato que, como ciudadanos, reciben del Estado. Esa mañana, el Gobierno se paralizó y la Presidenta entró en un cono de silencios inexplicables, que sólo interrumpió 5 días después. Esa misma noche operadores oficialistas filtraron a la prensa lo que era una estrategia en ciernes: responsabilizar al conductor, hasta ahora único imputado en el caso. Con secreto de sumario, la causa judicial avanza con sus propios tiempos, lejos de “los 15 días” que pidió la Presidenta para que los peritajes judiciales permitieran una definición suya sobre el caso. En tanto, el Gobierno decidió fugar hacia adelante. Y abrió a conciencia nuevos frentes: atacó a los docentes y embistió otra vez con saña a los medios. Quiere borrar de la memoria colectiva y de toda responsabilidad propia las 51 muertes. Bombas de humo que no pueden diluir el impacto tremendo de la tragedia. Para colmo, su estrategia tropezó con Boudou, sospechado de tráfico de influencias y de lavado en la ex Ciccone.
A un mes del desastre ferroviario, el Gobierno produjo tres hechos notorios: presentarse como querellante, intervenir a medias la empresa TBA y despedir a Schiavi, el secretario de Transporte, quien se fue ovacionado , a paso de héroe, en el microclima del poder. Casi una burla a tanta muerte, al dolor de sobrevivientes, de familiares y de la sociedad.
Falta todavía lo más importante: nunca se oyó de nadie del oficialismo, más allá de lo que establezca la Justicia, una palabra que dignifica la condición humana, pero que exige demasiada grandeza, pública y privada: perdón. (Clarín)