24/02/12
¿Yo, señor? No, señor ...
La política ferroviaria se está ejecutando desde 2003 o desde antes, si se quiere, pero fue asumida como propia por las sucesivas administraciones de Néstor y Cristina Kirchner. Es decir que existe una responsabilidad política que no se puede esquivar en este asunto. Si el menemismo dio en concesión los ramales, el kirchnerismo profundizó el modelo: subsidios y pago de salarios a los trabajadores. No fue, como se quiere aparentar ahora, un convidado de piedra en esta política sino un partícipe activo. Véase, si alguien tiene alguna duda, la trama de intereses que la Justicia intenta -¿intenta?- desentrañar entre los concesionarios y el ex secretario de Transporte Ricardo Jaime, procesado en dos causas, una por dádivas. La investigación por enriquecimiento ilícito sigue en pie, aunque el tiempo pasa y los plazos se acortan para conocer la verdad. Jaime, que sigue propalando a los cuatro vientos su militancia kirchnerista , es uno de los responsables de esta política ferroviaria. El ex funcionario tenía relación directa con Néstor Kirchner y, a pesar de su dependencia funcional con Julio De Vido, solo reportaba al ex presidente. Schiavi tomó la posta de Jaime y la bomba de relojería de los trenes y de la infraestructura ferroviaria, según denuncian los expertos, le estalló en sus manos aunque, se recordará, tuvo varios anticipos de que algo muy grave ocurriría. La reacción del Gobierno fue presentarse como querellante en la causa de la tragedia de Once. Su objetivo es trasladar al concesionario la responsabilidad de todo, aunque TBA haya estado muy cerca del Gobierno hasta ayer a la mañana. No es nueva esta actitud: otros aliados estrechos están bajo fuego amigo. De Vido y Schiavi, a quien el ministro sentó a su lado como un gesto de autoridad ante la ola de críticas, dijeron que no habrá “protección” para nadie en la investigación. Las trágicas vueltas de la vida: Schiavi estuvo muy activo cuando se atizaba el derrumbe de Aníbal Ibarra por Cromañón ... (Clarín)