23/02/12
Los trenes, una vergüenza
Si hubiese ocurrido un feriado hubiera sido una cosa menor”. Por esa “costumbre argentina” los pasajeros se amontonaron en los primeros vagones para salir más rápido. Las dos afirmaciones pertenecen al secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, en su declaración sobre la inmensa tragedia ferroviaria de Once. La sola enunciación denuncia la endeblez de sus argumentos. Las muertes ocurrieron un día hábil y no un feriado. Y los pasajeros estaban en los primeros vagones, el corazón de la tragedia, porque necesitan salir rápido, llegar a horario a su trabajo o conectar con otro sistema de transporte. La gente no es responsable de haber estado allí, apretujada como siempre que utiliza el sistema ferroviario subvencionado de la Argentina. No hubo explicaciones oficiales sino conjeturas de un funcionario que, aclaró, no se sometería al juego de las preguntas y respuestas. Los interrogantes del periodismo son un peligro si desnudan sus incertezas . Siempre que hay una tragedia en el transporte, cualquiera sea su magnitud, y la de ayer fue inmensa, hay una responsabilidad del Estado. ¿Qué es un accidente? Un suceso eventual o acción del que involuntariamente resulta daño para las personas o las cosas, dice la Real Academia. Schiavi dijo que fue un accidente, lo que es obvio, pero lo que no describió, quizá para no autoincriminarse, es la inacción del Estado para reducir al mínimo el riesgo de se produzcan, obligando a los concesionarios a mejorar su prestación. Sólo con ver la trama que llevó a Jaime, antecesor de Schiavi, a la Justicia por corrupción, se puede saber por qué no se hace lo que se debe hacer, mientras se pagan fuertes subsidios. El sistema ferroviario está en coma desde hace tiempo, los usuarios viajan en condiciones de inseguridad, hacinados. Los trenes son una vergüenza y los pasajeros están condenados porque muchas cosas de su vida dependen del tren. La gravedad de la tragedia es que estaba anunciada. (Clarìn)