23/02/12

 

Schiavi, un ex macrista que obedece a DeVido y quedó en la cuerda floja

 

El secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi consiguió ayer hervir la sangre de quienes lo escuchaban exponer los motivos que podrían haber generado la tragedia de Once. No fue sólo por esquivar su responsabilidad en el modelo de gestión oficial del sistema ferroviario y la falta de controles al sector, como parte integrante de una cadena que va desde el ministro de Planificación Julio De Vido hasta su antecesor Ricardo Jaime y la Comisión Nacional de Regulación del Transporte. Lo que desencajó a los oyentes fueron sus frases desafortunadas sobre el accidente, que lo colocaron a la cabeza del ranking de críticas en la redes sociales y le valieron el repudio de todo el arco opositor. En esa conferencia de prensa, en la que se negó a responder preguntas, Schiavi culpó a los pasajeros del ferrocarril Sarmiento por la magnitud de la tragedia y hasta especuló con el cronograma de feriados. Dijo, por ejemplo, que “los dos primeros coches estaban abarrotados de gente, que busca bajarse rápido de la formación, y que si esto hubiera ocurrido ayer (por el martes), hubiera sido menos grave”. Agregó también que este tipo de hechos son habituales en todo mundo, y que el tren no tuvo fallas mecánicas. Ayer, quedó en la cuerda floja.  Schiavi es ingeniero agrónomo. Antes de asumir como secretario de Transporte en 2009, su único contacto con el sector había sido su paso, un año antes, como titular de la Administración de Infraestructuras Ferroviarias Sociedad del Estado, y como socio gerente de Compañía de Transporte de Larga Distancia, entre 1985 y 1987.  Ayer puso la cara como viene haciéndolo para verduguear a Mauricio Macri por su devaneos con el traspaso de la red de subterráneo a la órbita de la Ciudad. Nadie mejor que él para chicanear al jefe de Gobierno porteño, de quien fue su principal operador político, cajero y jefe de campaña, entre 2000 y 2005.  Schiavi también es un brincador de la política. Arrancó en la Juventud Peronista, fue asesor de Italo Lúder, trabajó con Carlos Grosso y Juan Manuel de la Sota y colaboró en la campaña de José Octavio Bordón, como candidato presidencial del Frepaso, en 1995.   Cuando dejó el PJ para crear la macrista Fundación Creer y Crecer, con la que gestó el entramado que le sirvió de plataforma al actual jefe de Gobierno porteño para postularse en 2003, afirmó que el partido era “una diáspora y estaba intervenido”. A Macri lo conocía por su paso en la gestión de Carlos Grosso al frente de la intendencia de Buenos Aires. Manliba, por entonces propiedad de la familia del líder del PRO, era la principal contratista de recolección de residuos.  En junio de 2005 volvió al PJ porteño, de la mano de Alberto Fernández, por su desacuerdo con la alianza entre Macri y Ricardo López Murphy. “Nacimos como una fuerza alternativa con la intención de representar a todos los argentinos y no sólo a los que abracen el ideario de la centroderecha”, fue su argumento en una carta, al pegar el portazo. Entonces dijo que “volvía a su hogar de nacimiento” para reconstruir el partido.  Enseguida encontró trabajo. En 2006 se convirtió en el Ministro de Planeamiento y Obras Públicas del Gobierno de la Ciudad que comandaba Jorge Telerman. El mismo cargo, con distinto nombre, que ejerce hoy el macrista Daniel Chaín, con quien negocia el traspaso del subte y mantiene desde hace años una gran amistad.  En la actualidad hace lo que le manda el ministro De Vido. (El Cronista)

 

 

 


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