04/11/11
El Gobierno quiere que el traspaso de los subtes sea sin los recursos
El traspaso de la red de subterráneos y el premetro a la ciudad de Buenos Aires que ayer anunció el ministro de Planificación Julio De Vido no incluiría los recursos para afrontar los subsidios tarifarios que recibe el concesionario privado y que equivalen a unos $ 70 millones mensuales. Con la sorpresiva jugada de desprenderse de los subtes, el gobierno nacional busca, como objetivo de máxima, que la administración de Mauricio Macri se haga cargo del costo político que implica solucionar el problema económico generado por el congelamiento tarifario y el pago de los subsidios compensatorios. El esquema inicial que maneja la cartera de Planificación no prevé el giro de subsidios tarifarios, con lo cual la decisión de mantenerlos o eliminarlos pasaría a ser del gobierno de la ciudad. Los números actuales indican que este año los subsidios para el mantenimiento de los subtes alcanzarán el récord de $ 840 millones. De no registrarse ningún ajuste en los boletos, en 2012 esa factura a pagar con recursos fiscales superara los $ 1.000 millones. Medido en porcentajes, el retraso tarifario que acumula el boleto del subte y premetro ya ronda el 400%. En el caso de que se quitaran los subsidios de golpe, la tarifa actual de $ 1,10 debería saltar a más $ 5 por viaje. Hasta ayer, la administración kirchnerista se había opuesto sistematicamente a la transferencia de los subtes . Uno de los principales argumentos que esgrimía para no devolverle la potestad y el control del servicio a la ciudad fue que el contrato con Metrovías, que abarca los subtes y el ferrocarril Urquiza, no podía ser dividido porque era una “concesión integral”. Además, los funcionarios sostenían que el servicio formaba parte de la política de transporte de la Nación y que las inversiones debían cubrirse con recursos del Tesoro. Ayer, al justificar el cambio de postura, el ministro De Vido sostuvo que la transferencia “e s una medida ordenatoria que viene a dar cumplimiento a leyes y decretos vigentes desde el año 1999”. De Vido agregó que “es un servicio que circula solamente por la ciudad Buenos Aires y no hay ninguna razón para que no se lleve adelante la transferencia”. Si ahora la Nación da por válido este argumento, el próximo servicio a transferir tendría que ser el de los colectivos urbanos cuyos recorridos nacen y terminan dentro del ámbito capitalino. Son más de 20 líneas que la secretaría de Transporte de la Nación debería traspasar a la ciudad. Otro aspecto clave que se pone en juego con la transferencia es el vinculado con la operación y el control de los servicios. El contrato de concesión con Metrovías vence en 2017 y si pasa a la órbita porteña, el control quedará a cargo del ente regulador de los servicios públicos de la ciudad que mantiene una relación conflictiva con la empresa que, hasta ahora, se niega a reconocer sus facultades fiscalizadoras y sancionatorias.
Sorpresa en los gremialistas
La UTA tomó con sorpresa el anuncio. Así lo aseguró su secretario general, Roberto Fernández, quien agregó que ellos no están en condiciones de “elegir patrones”. Sin embargo, alertó de que “quienes se hagan cargo sepan que hay cuestiones muy difíciles para resolver, como el estado de los coches”. Mientras, la noticia no cayó bien en algunos sectores de delegados. Cristian Paletti, delegado del taller San José de la línea “C” advirtió que “el traspaso está encubriendo lo que se viene: un tarifazo que tiene como objetivo defender a los grupos capitalistas”. (Clarín)