12/04/11
El poder de los camiones en la Argentina
¿EL ESTADO OLVIDÓ LA CONVENIENCIA DEL TREN?
      En nuestro país, apenas un 6% del  transporte de cargas se hace vía ferrocarril, mientras los camiones con sus  mayores costos y niveles de contaminación cargan el mayor porcentaje. Pero,  ¿por qué no aplicamos la racionalidad europea con inversiones en trenes? La  respuesta debe buscarse en un cuestionable marco político/institucional.
El sistema de transportes argentino se encuentra  concentrado en el traslado de bienes por camiones. Eso conlleva un esquema de  costos mucho más alto y mayores niveles de contaminación. En algunos países de  Europa, en la reactivación de sus economías luego de la crisis, aumentaron las  inversiones en ferrocarriles.
        
      En España, por cada 10 euros de subida, la economía pierde 6.000 millones por  la factura energética. Ahora, el gobierno español busca un ahorro global de  11.500 millones de euros hasta 2020. Viviendas y transporte significan casi el  60% del consumo energético de España.
  
      En medio de este panorama, el ministro de Fomento de ese país, José Blanco,  propuso un plan de eficiencia energética que confía al impulso del ferrocarril  el grueso del ahorro en energía.
  
      El objetivo es potenciar el tráfico por tren de personas y mercancías para  aligerar las carreteras, más contaminantes. Se crearán filiales  comercializadoras para las cuatro unidades de negocio que serán públicas en una  primera fase, pero "en una segunda fase, estarán abiertas a la entrada de  capital privado.
  
      Las medidas operativas le costarán al gobierno español 803 millones, pero  permitirán un ahorro de 2.589 millones hasta esa fecha. Si se incluyen las  medidas estructurales, el ahorro bruto alcanza los 11.479 millones hasta 2020.  Traducido en términos medioambientales: 36,4 millones de toneladas gases de  efecto invernadero. Ahora, España emite 400 millones de toneladas al año.
  
      En Argentina, la situación del sistema de transportes de productos responde más  a una situación político/institucional “delicada” que a una racionalidad en  cuanto a los costos y cuidados medioambientales. Es que, transportar una  tonelada de granos unos 500 kilómetros en camión cuesta 7 centavos de dólar por  kilómetro. La misma cantidad cargada en un ferrocarril baja a 2 centavos de  dólar.
  
      En un estudio realizado por la Municipalidad de Rosario de 2008, se explica que  con un sistema de transporte mixto se puede ahorrar hasta un 38% del total.
  
      Pero el sistema argentino no está integrado. El transporte de cargas que se  hace por tren ronda los 24 millones de toneladas por año. El porcentaje que  representa en la producción total ronda el 6%, según ha admitido el propio  secretario de Transporte Juan Pablo Schiavi, pero no se sabe bien por qué las  estadísticas del transporte en camión no son claras.
  
      Este porcentaje, si se lo mide por costo de flete, es menor. Es que en todo el  mundo, pero sobre todo en América del Sur, el tren transporta materias primas  de bajo valor agregado, y no productos industrializados. Por eso, los valores  que se pagan por acarrear bienes por esta vía es aún menor, porque el costo es  más barato por kilómetro. Es decir, que menos del 5% del gasto de flete se  gasta en transporte de trenes.
  
      Según afirman analistas, esto no se debe a un mal uso de los recursos  ferroviarios, sino a una escasez de los mismos. Y la comparación viene en  cuanto al exceso de uso de los camiones: en 2009, sólo para transportar la  cosecha se desembolsaron alrededor de 2000 millones de dólares. De ese total,  1700 millones se gastaron en camiones. Esto sumado a la mayor emisión de gases  contaminantes y de choques en las carreteras.
  
      Los trenes argentinos corren en desventaja, económicamente hablando. Trasladan  un gran caudal de agrograneles, que necesitan de una política que los  favorezca, que los ayude. Las empresas privadas pagan el costo de mantener la  vía cuando los camiones no pagan el costo de mantener las carreteras.
  
      Si bien el problema es regional, cada país es un universo distinto. Brasil  utilizó un sistema de concesiones parecido al argentino, pero en un país con  expansión genuina con volumen de producción de minerales e industria pesada  superiores, los trenes no han dejado de crecer.
  
      Juan Pablo Martínez, director del postgrado de Ingeniería Ferroviaria de la  Universidad de Buenos Aires, afirma que el estado argentino no invierte en  trenes, y que desde el 2003 el sistema está igual que antes, estabilizado, pero  igual.
  
      El ingeniero asegura que el transporte de cargas se “planchó “luego de la  crisis del campo. “La concesión más antigua, que es la de Ferroexpreso  Pampeano, de Techint, comenzó en 1991 y va a terminar en 2021. Le quedan 10  años, que son insuficientes para amortizar cualquier inversión de las magnitudes  que se necesitan hoy. Las empresas no invierten, pero no hay marco para que lo  hagan y el estado, que se quedó con una parte de la empresa concesionaria,  debería invertir en sectores estratégicos donde la rentabilidad para el privado  no será manifiesta, pero tampoco lo hace”, denuncia.
  
      Martínez estima que el ferrocarril en la Argentina tiene futuro en dos  mercados: por un lado, en el transporte de cargas. “Hoy tenemos 100 millones de  toneladas en agrograneles, y en 20 años tendremos 150, el tren deberá transportar  un tercio de eso, el doble que hoy”, calcula.
  
      El otro mercado es el transporte metropolitano suburbano de Buenos Aires, donde  traslada a un millón y medio de personas por día, y el potencial es el doble.
  
      “Faltan planes de inversiones. Hay que definir una política con el cambio de  secretario de transporte, tenemos esperanzas de una política más adecuada”,  afirma Martínez. (Urgente 24)    
    
