14/04/10
A 4 años del anuncio, aún no circulan los trenes de doble piso
Un día de furia, los pasajeros del Sarmiento quemaron ocho vagones. Agotados de viajar en pésimas condiciones, la noticia de que un desperfecto técnico iba a provocar una vez más otra demora motivó el desborde colectivo que terminó con un tren prendido fuego.
Un mes después, en octubre de 2008, y cuando las imágenes del incendio 
      eran todavía un recuerdo cercano, el Gobierno nacional adjudicó la fabricación 
      de 25 trenes, con cuatro coches doble piso cada uno, a una empresa local, 
      para dar una respuesta concreta a las quejas enardecidas por un servicio 
      deficiente. Pasó un año y medio de aquella firma. Hoy sólo una formación 
      con coches doble piso funciona. Y no es nueva, sino que fue puesta a prueba 
      a mediados de 2006 como parte de una experiencia piloto. En su recorrido 
      desde Once hasta la localidad de Moreno, el tren Sarmiento transporta un 
      promedio de 10 millones de pasajeros por mes. Que a la mañana temprano y 
      al caer la tarde viajan hacinados. "No se pueden agregar servicios 
      porque en las horas pico las barreras funcionan al límite. Habría que hacer 
      algo imposible como eliminar todas las barreras para poder poner más trenes 
      en funcionamiento", explicó Gustavo Gago, vocero de TBA, la empresa 
      concesionaria del Sarmiento. Los coches doble piso serían, sin dudas, una 
      solución rápida a este problema: mientras que los vagones tradicionales 
      pueden transportar 220 pasajeros (66 sentados), los de dos pisos albergan 
      hasta 320 pasajeros (102 sentados). Es decir, incrementan la capacidad en 
      un 40 por ciento. El contrato para la construcción de los vagones dobles 
      fue adjudicado por medio de la resolución 722/08 de la Secretaría de Transporte 
      -que en aquel entonces conducía Ricardo Jaime- a la empresa argentina Emfer 
      S.A., con una inversión de $ 1.090 millones que se iba a cubrir con recursos 
      presupuestarios. El programa de obras estaba dividido en dos partes: por 
      un lado, la "reconversión y modernización de 125 coches eléctricos 
      Toshiba" y por otro, "la construcción de 100 coches doble piso". 
      
      "La obra se licitó en 2006 y se adjudicó en 2008. Es decir, debido 
      a la inflación de esos dos años, fue adjudicada con precios viejos", 
      precisó Gago y agregó: "La empresa adjudicataria solicitó a la Secretaría 
      de Transporte una redeterminación de montos para iniciar la obra, pero todavía 
      no obtuvo ninguna respuesta. De todas formas, la firma se comprometió con 
      TBA para concluir una batería de 5 formaciones con 4 vagones doble piso 
      cada una, y que al menos una de esas cinco unidades esté lista antes de 
      diciembre". Fuentes de la Secretaría de Transporte de la Nación señalaron 
      que el pedido de redeterminación de precios "es una pretensión de la 
      empresa que el Estado está evaluando. Puede que se expida a favor o que 
      rechace de plano la petición. También cabe la posibilidad de que se renegocie 
      el contrato y por ejemplo, se reduzcan la cantidad de unidades doble piso". 
      Desde Transporte también aclararon que pese a que la obra se encuentra detenida, 
      aún no se puede considerar que la empresa esté "en mora" porque 
      el contrato firmado estableció un plazo de 60 meses para la finalización 
      del trabajo y recién han transcurrido 18. Sin coches doble piso en un futuro 
      cercano, la única opción para que el Sarmiento pueda dar un buen servicio 
      a la gran cantidad de gente que diariamente necesita trasladarse, es la 
      de transformarse en un transporte bajo tierra, que pueda aumentar la frecuencia 
      del servicio sin necesidad de contemplar las barreras. Pero el soterramiento 
      es una mega obra que implica la construcción de 32,6 kilómetros de túneles 
      por debajo de su actual traza y la remodelación subterránea de todas las 
      estaciones que unen Caballito con Moreno; que de tantas veces anunciada 
      ya suena tan lejana como imposible. 
      Cuatro veces desde 2001 se escuchó la promesa de que se iban a iniciar las 
      obras que beneficiarían a todos los vecinos del corredor del Oeste. La última, 
      en diciembre de 2008, cuando se firmó el contrato con el consorcio constructor 
      Nuevo Sarmiento -integrado por la argentina IECSA, la brasileña Odebrecht, 
      la española COMSA y la italiana Ghella- que iba a contar con financiamiento 
      propio de bancos europeos. Pero la crisis internacional detuvo el giro de 
      dinero. Luego, se anunció que fondos de la ANSES cubrirían parte de las 
      trabajos iniciales, pero la caída de la recaudación fiscal frenó la obra 
      pública. "Las empresas contratistas están renegociando el plan de financiamiento, 
      creemos que en pocos meses va a haber novedades", dijeron en la Secretaría 
      de Transporte. Mientras tanto, en la superficie, los pasajeros del Sarmiento 
      seguirán subiendo al tren. Como puedan. (Clarín)
