23/10/20
¿El subte es foco de contagio de coronavirus? temor, debate y los datos en otros países
Una encuesta oficial revela que los pasajeros aún prefieren evitarlo por ser un lugar cerrado, igual que a trenes y colectivos. Los porcentajes de uso son muy bajos. Qué dicen expertos e infectólogos.
En muchas de las grandes ciudades del mundo atravesadas por la pandemia y por diferentes etapas y niveles de cuarentena, se abre un debate en torno al transporte público como posible transmisor del coronavirus. Pero particularmente, y por sus características, la lupa está puesta en el subte.
En Nueva York (Estados Unidos), en donde el coronavirus irrumpió de manera brutal -en mayo, los cinco distritos que forman parte de esta ciudad habían acumulado al menos 20.000 muertes-, fue considerado como el "superpropagador" de este virus. De hecho, por primera vez en la historia, debió cerrar durante la noche por trabajos de limpieza y desinfección.
Con la estabilización de los casos, los usuarios regresan a paso lento: según la información oficial, el 16 de octubre hubo 1.674.024 viajes, un 72,1% menos que el mismo día de 2019.
En Argentina, desde el 20 de marzo, el transporte público sólo puede ser utilizado por los trabajadores esenciales. En cifras, el subte porteño trasladó en febrero más de 21 millones de personas y en abril registró la menor cantidad de pasajeros en cuarentena, 790 mil usuarios. En septiembre -último dato disponible- la cantidad de pasajeros transportados se duplicó (2 millones de personas transportadas), pero aún así representa una baja del 93,10% comparado con el mismo mes del año anterior.
Los usuarios lo tienen como la sexta opción de movilidad (21%): después de caminar (77%), usar el auto particular (62%), el colectivo (36%), la bicicleta (35%), o un taxi y/o remis (27%). La encuesta que ofrece este dato fue realizada entre 17.339 residentes en la Ciudad, por la Dirección de Antropología Urbana, que depende de la Secretaria de Desarrollo Urbano.
Sin embargo, las autoridades sanitarias locales entienden que los encuentros familiares y sociales -bajo techo y a puertas cerradas-, además de las fiestas clandestinas, son ahora los mayores propagadores del virus.
Si bien en el país no hay estadísticas que permitan identificar de manera precisa dónde se originan los contagios y cuáles son los focos, hay otros países que sí han podido identificarlos. La Asociación Internacional de Transporte Público (la UITP) desarrolló un informe basado en las estadísticas de países como Japón, Alemania, Austria, Francia y Colombia; concluyen que el transporte público no ha sido un foco de contagio.
El dato más importante que reveló la UITP está basado en la información oficial que publicó la Agencia Nacional de Salud Pública de Francia: según estadísticas recopiladas entre el 9 de mayo y 28 de agosto, los focos infecciosos se detectaron principalmente en lugares de trabajo públicos y privados (27%), reuniones familiares (14%), establecimientos de salud (12%), eventos públicos y privados (reuniones temporales de gente, 12%), refugios para personas sin hogar (6%) y entorno escolar y universitario (3%), entre otros. Mientras que en el transporte (que incluyó además barcos y aviones) se ubicó al 1,2% de los focos infecciosos. Los datos se pueden chequear en la web de la Agencia francesa.
En este contexto, Metrovías, la empresa que gestiona el servicio de subtes en la Ciudad, le está solicitando a la Secretaría de Tránsito y Obras Públicas porteña que, así como se amplían las actividades económicas, se permita la apertura de alguna de las estaciones cerradas.
Actualmente, la red cuenta con 90 estaciones, 50 están cerradas; sólo viajan pasajeros sentados. La empresa pide que puedan subir hasta dos pasajeros parados por metro cuadrado. En la pre pandemia, viajaban entre 6 y 7 por m2.
"Existe un flujo de usuarios que no volverá a los subtes por un largo tiempo, son los que están haciendo homeoffice, los que están estudiando desde sus casas, aquellos que ya no se trasladan para hacer compras. Además, hay un porcentaje que está viajando de otra forma y quizá no vuelva al transporte público, como los ciclistas. Por otro parte, muchas empresas han modificado el horario de ingreso de los trabajadores. Por este conjunto de situaciones necesitamos ir retomando paulatinamente más actividad, con más apertura de estaciones", dijo a Clarín Ester Litovsky, gerenta de Planeamiento Estratégico y Control de Gestión de Metrovías.
Litovsky participó de un foro convocado por la Fundación Metropolitana -Transporte Público y COVID- en donde también disertó Martín Marinucci, presidente de Trenes Argentinos. Marinucci opinó que en este contexto sanitario es necesario comenzar a administrar "el flujo de pasajeros para que no haya aglomeración en los andenes. La app "Reservá tu tren" es una herramienta que llegó para quedarse y puede ser ampliada a toda la operación ferroviaria", concluyó.
Clarín consultó a dos infectólogos que dieron su punto de vista sobre el transporte público como transmisor del virus. "La clave está en el modo en que se usa y se ocupa el lugar disponible en un vagón. Con hacinamiento, sin distanciamiento, sin ventilación, está claro que el riesgo aumenta. El dilema es cómo mantener el servicio operativo sin que desborden los vagones. Porque a medida que se sigan habilitando actividades, más gente usará el transporte público disponible. ¿Cuáles serán las consecuencias si no se le da a los usuarios la posibilidad del distanciamiento social?", se preguntó Martín Hojman, médico infectólogo del Hospital Rivadavia y miembro de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
Eduardo López, infectólogo e integrante del comité de expertos que asesora al Presidente, aconseja el uso del subte pero atendiendo una serie de recomendaciones: "Hay que asegurar el distanciamiento, usar el barbijo y buscar fuentes de ventilación. Tratar de subirse al vagón en donde haya menos gente y viajar menos de 15 minutos. Hay que observar lo siguiente: que no haya sólo una ventana abierta, sino todas las ventanas posibles, para que la ventilación sea cruzada y se gane en eficiencia. Y si el vagón tiene aire acondicionado, que el aire baje, de techo a piso. Si el aparato está ubicado de manera que el aire corre horizontal, es un problema. Respecto a los pasamanos, anillas y agarres, y todo lo que se toque, debe estar bien higienizado. Y si bien la empresa debe garantizar limpieza y desinfección, los usuarios tienen que tener a mano su propio alcohol".
¿Qué responde el gobierno porteño al pedido de Metrovías? "No vemos la necesidad de abrir más estaciones. No se registran reclamos vecinales. Por otro parte, al restringir los accesos, se focalizan mejor los controles", sintetizaron fuentes consultadas por este medio. Por su parte, los trabajadores denuncian que no están garantizadas las condiciones de bioseguridad: "Cada vez hay más movimiento en las calles y más actividades permitidas, esto se ve reflejado en los vagones, porque los controles no son estrictos. Y se suma la falta de limpieza no solo en los sitios en donde se mueven los usuarios, sino también en los lugares de trabajo", dijo Claudio Dellecarbonara, uno de los delegados de los trabajadores.
En medio de esta situación, hay un dato económico que impacta en las redes de subtes de todo el mundo. La de Nueva York planea solicitar a la Reserva Federal un préstamo de hasta 2,9 mil millones de dólares para enfrentar la crisis financiera por la pandemia. Aquí, Metrovías no informó a Clarín cuál es es impacto económico que espera. Durante 2019, la empresa del Grupo Benito Roggio, el único oferente que quedó en la licitación para renovar la concesión, recibió $6.156,8 millones en concepto de subsidios y obtuvo una ganancia neta de $721,8 millones. (Clarín)