29/09/16
Presentó su renuncia el presidente de Subterráneos de Buenos Aires
Lo reemplaza interinamente Edgardo Campelo, que responde al ministro de Desarrollo Urbano de Larreta
Juan Pablo Piccardo, presidente de Subterráneos de Buenos Aires (Sbase), la empresa estatal que administra la red porteña de trenes bajo tierra, renunció ayer a su cargo.
Piccardo, que fue al Colegio Newman con Mauricio Macri y antes había sido su ministro de Espacio Público, estuvo en el cargo desde 2009 y había seguido en la empresa estatal una vez que asumió Horacio Rodríguez Larreta.
"Juan Pablo estuvo a cargo del organismo por más de seis años, función que desempeñó con absoluta responsabilidad y compromiso, mejorando el servicio de subtes de la ciudad y llevándolo a estándares internacionales", expresó el gobierno porteño en el comunicado.
Agregó que el vicepresidente de Sbase, Edgardo Campelo, se hará cargo de la operación de manera interina hasta tanto se designe el nuevo presidente.
Piccardo llegó a la gestión pública en diciembre de 2007, cuando asumió como ministro de Ambiente y Espacio Público del entonces jefe de gobierno Mauricio Macri. Venía del ámbito privado, más exactamente de la gerencia general de Isenbeck Argentina.
Renunció al cargo en diciembre de 2009 y fue reemplazado por Diego Santilli, hoy vicejefe de gobierno. En esa ocasión, Piccardo se alejó de su puesto en medio de críticas por el funcionamiento dentro del ministerio de la Unidad de Control de Espacio Público (UCEP), acusada de ser una virtual "fuerza de choque" del macrismo. Fue denunciado ante la Justicia y finalmente sobreseído.
Piccardo estuvo a cargo de la empresa estatal por más de seis años. También enfrentó, en junio de 2008, una denuncia por supuesto incumplimiento de los deberes de funcionario público por haber preseleccionado a una empresa acusada de falsificar documentación como ganadora de la licitación del mobiliario urbano.
En Sbase asumió en 2010. Vivió la transición del servicio de subtes desde la Nación a la ciudad, traspaso que también estuvo rodeado de conflictos. Incluso fue llevado por la fuerza al Ministerio de Trabajo para participar de una negociación paritaria entre Metrovías y los empleados del subte.
Una vez a cargo del servicio, debió enfrentar a los metrodelegados y trabajó en la renovación de la deteriorada flota de subterráneos. En este contexto, en 2015 fue denunciado por la compra de coches usados al metro de Madrid para la línea B. La puesta en marcha de esas formaciones demandó más tiempo del previsto y obras para adaptarlos.