20/07/16
Problemas con las tarjetas SUBE: denuncian que hay pocas y las cobran más caras
Transporte
Lo dicen pasajeros y lo reconocen comerciantes. Aunque el precio es $25, hay negocios donde piden $40 y también otros que cobran extra por la recarga. En Transporte afirman que entregan más plásticos que en 2015 y que de 12 millones en circulación en la Ciudad y el GBA, hay 6,3 registrados.
Conseguir una tarjeta SUBE en la Ciudad se hace cada vez más difícil. Los problemas son diversos. Pero, sobre todo, la cantidad para la venta resulta poca, según dijeron usuarios y vendedores a Clarín. No es una cuestión menor: desde que en el colectivo no se puede pagar más con monedas y en el subte se extinguieron las Subtepass (en mayo), la SUBE se convirtió en el principal sistema para usar -pocos usan Monedero bajo tierra–. Y por eso en algunos lugares llegan a cobrarlas de más.
Desde el Ministerio de Transporte de la Nación dijeron que la cantidad de tarjetas que se distribuye a los locales es a pedido de ellos. Y que hoy en Capital y el Conurbano hay 12 millones de plásticos circulando y sólo 6,3 millones que están registrados. La entrega crece: entre abril y junio de este año fue de 1.610.600 frente al 1.127.450 del mismo lapso de 2015, agregaron.
Pero hay comerciantes que sostienen que no alcanzan para cubrir la demanda.
“Mi hija pierde una SUBE por semana. La compro en cualquier quiosco, por más que me la vendan más cara. Los lugares que tienen que vender, muchas veces ni tienen. Entonces, al primero que tenga se la compro”, dice a Clarín Carmela Juárez, en la estación Congreso de Tucumán del subte D. Y agrega: “Me sirve para un caso de apuro, cuando se pierde o cuando no tengo la SUBE encima y no quiero volver a casa a buscarla ni andar haciendo trámites de registro. Después queda de repuesto”.
Clarín también relevó que locales habilitados para vender las tarjetas no siempre cuentan con stock. Y cuando sí hay, algunos cobran hasta $ 40 cada una, lo cual es ilegal, ya que el precio oficial es de $ 25.
Desde el Ministerio de Transporte piden a los usuarios que denuncien a los locales que cobran de más por la tarjeta o un adicional al hacer recargas, ya que ambas acciones son ilegales (se puede hacer en la página de internet de SUBE). Una vez que las reciben, indicaron que mandan una inspección y si comprueban lo denunciado, le quitan el permiso.
En la estación Constitución, un locutorio vende la trajeta a $ 40. “En Caseros y Montes de Oca, también Constitución, quise cargar la SUBE y me querían cobrar $ 2”, cuenta Lidia González. Otros piden un recargo ilegal que es del 1 % del total comprado.
Otra situación que se repite es que un usuario que no tiene la tarjeta o carece de saldo debe acudir a la solidaridad de otro. “Hola, me olvidé la SUBE, ¿cómo hago para viajar?”, consulta Matías Sama a un empleado de Metrovías. “Pedile a alguien que te pague el viaje con su tarjeta y dale la plata”, le responde. “¿Pero no me pueden vender un viaje suelto?”, replica Sama. “No podemos hacer nada, si no conseguís a nadie que te pague con el plástico, tendrás que volverte a tu casa a buscar la tarjeta”.
Así de cruda es la realidad sin la SUBE en el bolsillo, casi calcada a la situación de olvidarse el documento a la hora de hacer un trámite importante.
Desde la empresa de subterráneos Sbase dijeron a este diario que recién dentro de dos meses cambiará: la SUBE se venderá en las boleterías del subte. Según explicaron, las tarjetas serán entregadas a todas las líneas de manera simultánea, por lo que se podrán conseguir en cualquier ventanilla de cualquier línea.
La demanda de tarjetas es mucho mayor a la cantidad que dan para vender y, por eso, muchas veces, cuando el usuario quiere comprar, no hay stock", dice un vendedor de Belgrano.
En Monroe 1700, a la SUBE a la cobran $ 30. “La demanda de tarjetas es mucho mayor a la cantidad que dan para vender y, por eso, muchas veces, cuando el usuario quiere comprar, no hay stock”, indicaron en el local.
Según un empleado, recargan el precio porque un intermediario “se las vende a $ 28”. Desde Transporte advierten: “Eso no debe ocurrir: no hay ningún eslabón legal entre el distribuidor y los locales”. (Clarín)