06/10/15
Macri para la tribuna
El jefe de Gobierno participó del debate presidencial en la Facultad de Derecho y sufrió algunos olvidos.
El candidato presidencial de la alianza Cambiemos, Mauricio Macri, participó del debate presidencial realizado la noche del domingo en la Facultad de Derecho.
Previsiblemente, el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires quiso dejar bien parados sus ocho años de gestión. Para ello, no vaciló en recurrir a algunas afirmaciones que, por el formato del debate televisivo, no pudieron ser retrucadas por sus contrincantes.
Entre otras cosas, afirmó que “en ocho años de gobierno, no tuvimos una denuncia de corrupción”. Su pretensión, claro, era minimizar las repercusiones del “caso Niembro”. El periodista deportivo cobró 20 millones de pesos por contratos entre la Ciudad y su ignota productora, La Usina.
El jefe de Gobierno parece haber olvidado las denuncias de la ex legisladora Rocío Sánchez Andía (CC), que en 2010 llevó a la Secretaría de Medios ante la Justicia por el presunto uso de la pauta oficial para situar la candidatura de Macri a nivel nacional; las de otro ex legislador de la CC, Facundo Di Filippo, quien denunció al titular de Sbase, Juan Pablo Piccardo, por la compra “injustificada” de los coches españoles CAF 6000 para el subte porteño, dado que implicaban un oneroso cambio técnico en el sistema. O las de Martín Hourest, también ex edil, quien llevó a la justicia a Macri, Horacio Rodríguez Larreta y al ministro de Hacienda, Néstor Grindetti, por los costos de la colocación de bonos de 2014.
Fuera de esto, en otro orden de cosas, es pertinente recordar la “causa de las escuchas”, que tiene procesado al propio Macri”.
Macri también aseguró rotundamente que su gobierno urbanizó villas y construyó viviendas sociales, aunque no precisó cuáles, lo que hubiera sido una verdadera revelación para los porteños. En ocho años, no se conoce que el PRO haya propiciado ninguna urbanización de las villas porteñas ni cumplido con ninguna de sus promesas de viviendas.
Finalmente, Macri prometió extender los Centros de Primera Infancia (CPI) a todo el país en caso de ser electo presidente de los argentinos. El electorado debería saber, asimismo, que los CPI no son centros educativos sino de Desarrollo social, lo que los convierte en una suerte de jardines de infancia de segunda, reservados a los pobres. La mayoría son gestionados por organizaciones clericales y sus docentes trabajan en condiciones precarias, por contrato o como monotributistas.
Mucho couching, pero poco de todo lo demás. (DZ)