21/01/15
La memoria subterránea
La restauración de los vagones La Brugeoise permitió exhumar una serie de objetos –viejas monedas, documentos– que dibujan un viaje en el tiempo.
Monedas de diez y 50 pesos de antigua denominación legal, un dedal de costura plateado, un viejo cospel con el logo del Subterráneo de Buenos Aires en relieve, un cuaderno de comunicaciones de jardín de infantes, un billete de lotería y documentos varios son algunos de los objetos hallados durante los trabajos de restauración de los centenarios coches La Brugeoise, que hasta el 11 de enero de 2013 y durante casi 100 años fueron gran parte del material rodante al servicio de la línea A del subterráneo porteño.
Todo lo encontrado tiene como denominador común que podía colarse por las rendijas de madera del interior de esos vagones construidos totalmente con ese material por La Brugeoise et Nicaise et Delcuve, de la ciudad belga de Brujas. Pero no hay mucho más que eso y, es curioso, no se trata de ningún objeto con una antigüedad mayor a los 30 años.
El sitio de Internet En el Subte exhibe fotografías de los elementos encontrados por el equipo de restauración que trabaja a las ordenes de la empresa Subterráneos de Buenos Aires Sociedad del Estado (SBASE): monedas de distintas épocas, los cospeles grises que antecedieron a los actuales pases de cartón y banda magnética, licencias de conducir, un billete de la Lotería Chaqueña con un premio valuado en australes, carnets universitarios, credenciales varias de sendos abogados, DNI en libreta verde (otro objeto que va a camino al túnel de tiempo), un pase para un natatorio, almanaques de bolsillo y un cuaderno de comunicaciones de quien en 1992 era un infante: "Papis, mañana vamos al campo de deportes".
Los 78 coches La Brugeoise dejaron de circular de manera oficial hace ya dos años, por decisión del gobierno porteño, y desde entonces han tenido un derrotero sinuoso. Según la web En el Subte, mientras una parte de la flota se encuentra aún almacenada en el taller Mariano Acosta del Premetro (donde permanecieron más de un año a la intemperie, apenas cubiertos con lonas de PVC, donde sufrieron roturas de cristales y se sustrajeron asientos, comandos de manejo y agarraderas), otros coches –los recarrozados por la empresa Emepa a fines de los años '80– fueron trasladados a dependencias de la Policía Metropolitana, en el límite entre los barrios porteños de Flores y Parque Avellaneda.
Respecto del servicio turístico-cultural que había sido anunciado SBASE, como modo de rescatar el patrimonio cultural que suponen los antiguos vagones belgas, sólo fueron restaurados los dos coches exhibidos en Plaza de Mayo, en diciembre de 2013, con motivo del centenario del subre porteño y, en particular, de la línea A (allí se encontraron los objetos que ilustran esta página), y otros dos intervenidos en su parte eléctrica por personal de la Asociación Amigos del Tranvía (AAT), que opera un recorrido por Caballito sobre las vías del viejo tranvía.
Vagones centenarios que son patrimonio nacional
Quince de los coches La Brugeoise fueron declarados en octubre pasado Monumento Histórico Nacional por el gobierno nacional. El decreto 1670/2014 establece que forman un único conjunto patrimonial con las estaciones de la línea A. La protección alcanza a los coches 5, 10, 16, 22, 27, 48, 81, 83, 86, 100, 107, 114, 121, 124 y 125, además de un vagón English Electric "Preston" N°3, un coche tranviario tirado a caballos y un tranvía Lacroze en poder de la Asociación Amigos del Tranvía. La resolución, firmada por la presidenta de la Nación, el jefe de Gabinete y la ministra de Cultura Teresa Parodi (de cuya cartera depende el control y seguimiento de los Monumentos Históricos Nacionales), se suma a dos leyes porteñas (2796 y 4886) que también garantizan la protección patrimonial de las históricas unidades.
La jueza que lo perdió todo
Una licencia de conducir, un Documento Nacional de Identidad libreta verde y una credencial del Colegio de Abogados, encontradas junto a otros objetos en la restauración de los centenarios coches La Brugeoise, pertenecen a una misma persona: la ex jueza Roxana Josefina del Valle Rogovsky Tapia.
Esta mujer ya leyó y escuchó su nombre durante al menos cuatro veces en los medios de comunicación. En 2011, la encargada de un negocio de Sarmiento al 1800 la acusó de llevarse ropa del local. Hubo una denuncia policial y en Tribunales, y el tema pronto se perdió en el olvido periodístico. Once años antes, Rogovsky Tapia había protagonizado otro expediente que terminó en una probation de asesoramiento jurídico gratuito en el Colegio Público de Abogados, precisamente, escenario de lo ocurrido. Un empleado de la biblioteca de la entidad la había denunciado por arrancar páginas de un libro. Pero fue en 1995 cuando por primera vez se convirtió en noticia cuando el abogado Daniel Sallaberry grabó con una cámara oculta a la madre de la mujer, que le ofrecía contratarlo para ayudar a la hija a redactar resoluciones. La denuncia generó un proceso de juicio político que se diluyó cuando la mujer renunció al cargo al que había llegado con apenas 29 años y el padrinazgo menemista.(TA)