02/12/14

 

Una puja que se agita frente a un año electoral

 

El conflicto de ayer por nuevas exigencias económicas y laborales de los metrodelegados del subte no hizo más que anticipar la dura disputa que tendrá la Ciudad con el gremio, en un año en que la administración macrista pretende revalidar sus títulos al frente del gobierno porteño.

Precisamente este escenario político posiciona al oficialismo local con cierta desventaja con respecto a la estrategia sindical en el subte: Macri, con un ojo en las urnas, hará lo posible para ganarse el buen humor de los usuarios. Y los metrodelegados, la mayoría alineados en la vereda política de enfrente, harán lo imposible para obtener mayores salarios, beneficios gremiales y mejores condiciones de trabajo. A sabiendas, claro, de las necesidades de su "patronal".

Así, un tema relativamente menor, como que los sindicalistas no estén de acuerdo con que la concesionaria elija por concurso a un nuevo empleado y porfíe para que sean ellos los postulantes a esa vacante, puede terminar en una medida de fuerza, como la de ayer en la línea D: un paro sorpresivo que burla y perjudica a cientos de miles de usuarios.

Cuánto le cederá la Ciudad al gremio en la mesa de negociaciones es el punto de inflexión para que un paro se levante en cinco minutos o continúe por un día, dos o tres. O diez, como ocurrió en agosto de 2012, cuando los metrodelegados hicieron el paro más largo de la historia.

Pero la verdad de Perogrullo es que quienes mandan bajo tierra parecen ser los gremialistas. Ellos pueden hacer que el servicio fluya o que se convierta en una verdadera odisea. Si bien ahora están más atomizados, y no todos responden a los históricos referentes, se las ingenian para encolumnarse cuando una crisis se avecina. Y no dudan en tomar medidas intempestivas que dejen de a pie a miles de pasajeros.

Ya es hora de que estas situaciones cambien. (La Nación)

 

 


Última actualización Martes 02-Dic-2014 ---- info@puntaderieles.com.ar / info_punta_de_rieles@yahoo.com.ar