03/09/13
Los viejos vagones del subte volverán a circular como un paseo turístico
Serán restaurados y harán el mismo recorrido de la línea, los fines de semana y fuera del horario del servicio. Son los coches belgas La Brugeoise, de madera y de más de cien años, que hasta enero eran usados en la línea A.
Las “brujas” volverán a rodar por los túneles de la línea A. Subterráneos de Buenos Aires (Sbase) anunció que recuperará los primeros siete vagones belgas La Brugeoise y un octavo fabricado por una compañía inglesa, para prestar con ellos un paseo turístico de fin de semana. El recorrido se hará de noche y fuera de los horarios de servicio, aunque aún no informaron a partir de cuándo.
Más de siete meses después de que los ralearon de servicio, Sbase presentó en la Sociedad Central de Arquitectos el proyecto de restauración patrimonial de ocho de los coches centenarios. Este programa consiste en una intervención integral, para recuperar tanto las características estéticas de los vagones como su tecnología. Porque el objetivo es que puedan volver a hacer el recorrido de la línea A, aunque sólo como un paseo y a baja velocidad.
Los ocho coches elegidos para restaurar forman parte de los 15 declarados Patrimonio Cultural de la Ciudad por las leyes 2.796 y 3.929. El resto están protegidos por un amparo. Y si bien el Gobierno porteño al sacarlos de circulación había presentado diversor proyectos como, por ejemplo, convertirlos en bibliotecas rodantes para plazas y parques, este es el primero que comienza tomar forma.
Uno de los vagones que será restaurado es el número 2, que junto con otros tres fue construido por la United Electric Car Company de Preston, Inglaterra, y adquirido por la compañía Compañía de Tranvías Anglo Argentina (CTAA) para la Línea A del subte. Allí prestó servicio desde 1913 hasta 1977. En 2001 fue donado a la Asociación de Amigos del Tranvía y, desde 2011, estuvo exhibido en Tecnópolis.
Los otros siete coches forman parte de la flota construida entre 1911 y 1919 por la compañía La Brugeoise et Nicaise et Delcuve de la ciudad de Brujas, Bélgica. Uno de ellos es el 27, el único que conserva el logotipo y los filetes de la CTAA en su interior. Otro es el 81, que tiene las persianas de ventilación exteriores intactas. Y el 83, que preserva la distribución de asientos original, con patas de apoyo de madera moldeada. El resto son los coches 48, 86, 124 y 125. Estos dos últimos fueron construidos en el país, imitando el diseño de los Brugeoise. Menos el 2 y el 83, todos circularon hasta enero.
La recuperación de estos vagones incluye la limpieza y restauración de la carrocería, la decoración, la boiserie, los enlozados, los solados, los cielorrasos, las luminarias, las carpinterías de madera, los herrajes y todo el equipamiento interior y exterior. También se repararán todos los mecanismos para que puedan volver a rodar, repartidos en dos formaciones.
La encargada de la restauración patrimonial es la arquitecta María Elena Mazzantini, especialista en tecnologías de conservación de la madera. “Una bioquímica realizó análisis físico-químicos de la madera y en el INTI se hicieron estudios de la especie botánica –cuenta–. Los vagones, sobre todo los que están más originales, tienen la estructura y la boiserie de roble de eslavonia. También hay algo de cedro y los asientos de tablillas son de guatambú ”.
También hicieron estratigrafías para estudiar las distintas capas de pintura. “Los subtes se pintaron de distintos colores de acuerdo a la época, pero no encontramos restos de la pintura original. Por eso, la decisión fue pintar los vagones de los colores con que estuvieron circulando hasta enero”, detalló la especialista.
Los coches fueron modificados muchas veces a lo largo de los años. Originalmente, fueron concebidos para ser usados como tranvías y como subtes: entre 1915 y 1926, el tren salía a la superficie en Primera Junta y seguía viaje hasta Floresta. Por eso los vagones tenían cuatro puertas de cada lado. Dos eran corredizas y quedaban al nivel de los andenes subterráneos. Y dos eran plegadizas y estaban en los extremos, donde había plataformas con estribos que permitían el descenso a la calle.
“Cuando dejaron de funcionar como tranvías, les sacaron estas partes delanteras, les hicieron un frente en cada punta y les pusieron la cabina del conductor a la izquierda –detalla Mazzantini–. Además, los cortaron al medio y les agregaron un tramo central, con una puerta más a cada lado”.
Con tantos cambios, según la arquitecta, es imposible devolverles su estado original: “Se decidió volverlos al estado en que estuvieron en uso hasta hace poco, que es el que está en el pensamiento colectivo de la gente”.
Los vagones, dice Mazzantini, se encuentran muy agredidos por malas intervenciones y con grafittis hechos con punzones o pintura. “Vamos a limpiar toda la madera y a sacar los barnices. También le haremos un tratamiento ignífugo, para finalmente darle una terminación. Por otra parte, vamos a cambiar los pisos, que están extremadamente deteriorados, por otros de un material más flexible”.
“Los trabajos se realizarán siguiendo los estándares internacionales –promete el presidente de Sbase, Juan Pablo Piccardo–. La idea es que, en el futuro, vecinos y turistas puedan volver a disfrutarlos en todo su esplendor como un paseo turístico nocturno de fin de semana, tal cual nos comprometimos a hacerlo cuando decidimos sacar los viejos vagones de circulación”. (Clarín)