13/08/13
Lejos de una solución, siguen cerradas las nuevas estaciones
Llevan  19 días inauguradas, pero todavía no funcionan ni tienen trenes que rueden  hasta ahí. Y todo apunta a que seguirá así: lejos de un acuerdo, el conflicto  entre los delegados de la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y  Premetro (AGTSyP) y la empresa concesionaria Metrovías amenaza con estirar los  tiempos para el acuerdo y, si esto ocurre, la línea B de subte, que debería  unir Alem con Rosas, la nueva cabecera, seguirá limitada hasta Los Incas, y sin  poder sumar a los 50 mil nuevos pasajeros que se unirían si la red funcionara  con las nuevas dos paradas.  La de ayer  fue la séptima reunión en la oficina de la subsecretaría de Trabajo porteña, el  área que encabeza Ezequiel Sabor y que intenta destrabar la pelea. Terminó al  filo de la medianoche, sin acuerdo. Según fuentes de la negociación los  metrodelegados endurecieron su postura: sobre todo después de la entrada en  escena del gremio de la UTA, con el que los de la AGTSyP tienen un histórico  enfrentamiento. Esa tensión que apareció la semana pasada siguió anoche y  generó aún más discusiones.  Uno de los  puntos clave de la pelea de ayer fue que los metrodelegados, Metrovías y Sbase  (que representa a la Ciudad) ya estaban casi listos para firmar un acta para  formar una comisión que evalúe a partir de ahora la seguridad de las nuevas  estaciones Echeverría y Rosas, además de incluir un sistema de comunicación  entre conductores y guardas y, de manera provisoria, también que los  maquinistas recorrieran cuatro vueltas y media en lugar de cinco, para así no  modificar los tiempos de descanso.  Sin  embargo, como la Asociación Gremial de Trabajadores del Subte y Premetro tiene  la verdadera representatividad entre los trabajadores pero aún no cuenta con  personería gremial, la UTA aprovechó para ganar terreno en esta discusión y  firmó el acuerdo en su nombre. Eso provocó más roces con los trabajadores que  no reconocieron la firma del pacto y alejó más la solución.  Esta crisis se agudizó la semana pasada,  cuando el conflicto se había politizado por la pelea ante la cercanía de las  elecciones y porque Claudio Dellecarbonara, que fue el domingo como candidato  por el Frente de Izquierda, quiso hacer su propia maniobra. Finalmente, el  contexto de las elecciones dilató los acuerdos: por un lado, porque el Gobierno  porteño no quería ceder ante este escenario, y por otro porque los  metrodelegados querían afirmar su poder dentro del gremio y disputarle el lugar  a la UTA.  Sin embargo, pasadas las  elecciones del domingo el panorama siguió igual de complicado: y ayer los  pasajeros de la línea continuaron siendo rehenes de una situación que les  resulta ajena.  El conflicto con la línea  B se inició el mismo día en el que el jefe de Gobierno, Mauricio Macri,  inauguró las dos estaciones Echeverría y Rosas. Ese día, los metrodelegados se  impusieron con su fuerza y obligaron a la empresa a movilizar al personal  jerárquico para completar todo el recorrido. Durante dos días los choferes se  bajaban en Los Incas y dejaban a sus jefes al mando de las formaciones. Pero  esa situación de emergencia no se pudo sostener, duró poco y la semana siguiente  la empresa directamente volvió a cerrar el ramal en la antigua cabecera.  Roberto Pianelli, secretario general de la  AGTSyP, viene insistiendo en que el eje es que “las cocheras y el taller de  Rosas no están en condiciones de seguridad” para ser habilitadas. Y sostiene  que esas paradas siguen siendo inseguras para trabajar y para viajar. Desde  SBASE, por su parte, también insisten en su postura y aseguran que las  instalaciones bajo tierra están en condiciones según lo determinó la Justicia  en dos oportunidades. Pero Sabor remarca otra cosa: que más allá de los  eventuales problemas de seguridad, el principal reclamo de los trabajadores es  que no quieren alterar la carga horaria de trabajo para no perder tiempo de  descanso. Hasta ahora, conducían las formaciones durante 4.30 horas sobre las 6  de la jornada, pero con el agregado de las dos estaciones el recorrido se les  iba a 5.08 horas, con lo cual perdían tiempo de descanso. Anoche, la reunión se  levantó sin solución a la vista. A diferencia de las seis anteriores, las  partes no acordaron un nuevo encuentro. (Clarín)
    
