08/08/13
Prometen reabrir mañana las nuevas estaciones del subte B
Hasta ahora no hubo caso, pero la solución podría llegar hoy. Después de cinco maratónicas reuniones, los metrodelegados, el Gobierno porteño y la concesionaria Metrovías seguían sin terminar de solucionar el conflicto que impide que se puedan poner en funcionamiento las dos nuevas estaciones de la línea B de subtes, Echeverría y Rosas. Sin embargo, ese acuerdo podría conseguirse hoy, y las dos estaciones empezarían a operar a partir de mañana. Así se lo confirmaron a Clarín fuentes de la Ciudad y de los trabajadores que participaron de la negociación. El martes a la noche, tras la cuarta reunión y pese a que no hubo acuerdo, tanto en la Ciudad como en la empresa confiaban en que ayer podía haber un entendimiento. En principio, se habían acercado posiciones respecto de los problemas de inseguridad por filtraciones y riesgo de electrocución en las estaciones y túneles, y además las partes habían conversado sobre un esquema provisorio de horarios de trabajo: que los conductores y guardas dieran cuatro vueltas y media entre ambas cabeceras de la B, para así no alterar tanto sus tiempos de trabajo y descanso. La quinta reunión comenzó pasadas las 15. Pero poco tiempo después empezó a trascender que el acuerdo nuevamente se había empantanado porque continuaban las diferencias respecto del cronograma de trabajo. Si bien no hubo fumata blanca , tres fuentes distintas que participaron en la negociación adelantaron que el acuerdo se cerraría hoy, en base al esquema de las cuatro vueltas y media. Ya desde antes de las inauguraciones, que fueron el 26 de julio, los metrodelegados aseguraban que las dos nuevas estaciones no estaban aptas para funcionar por falta de medidas de seguridad, y porque no había un buen sistema de comunicaciones bajo tierra. El Gobierno porteño lo negó, y acusó a los trabajadores de estar bloqueando el funcionamiento de las paradas por cuestiones políticas. Incluso la Justicia desestimó dos amparos, uno de los metrodelegados y otro del legislador Alejandro Bodart. Con el correr de los días las diferencias por la seguridad se fueron limando. Pero empezó a cobrar fuerza la disputa por el cronograma de trabajo: hasta ahora los trabajadores cumplían una jornada laboral de 6 horas, en las cuales daban cinco vueltas entre Leandro N. Alem y Los Incas. Eso les llevaba 4.30 horas, y el resto quedaba como descanso. Pero al sumarse 1,6 kilómetros de recorrido los obligaba a circular 5.08 horas, con lo cual perdían tiempo de descanso, aunque no se excedían del estipulado en los convenios. En las sucesivas reuniones se había llegado a la posibilidad de las cuatro vueltas y media, y había quedado pendiente para ayer que Metrovías presentara el cronograma de trabajo. Pero este esquema no es tan fácil de hacer, porque en la concesionaria explicaron que se complicaba coordinar los turnos de los trabajadores, y no estaban seguros de poder cumplir con el servicio en esas condiciones. Tampoco hay que dejar de lado las cuestiones políticas. Los metrodelegados tienen dos corrientes internas, una más cercana al kirchnerismo y otra de izquierda más combativa, pero todos tienen con el Gobierno macrista una relación tirante. (Clarín)