24/06/13
Del aumento del pasaje al cambio total en la línea A
“Usaba  el subte de lunes a sábado para ir a estudiar y trabajar. Vivo en Provincia y  son más de cuarenta minutos para llegar al Centro. Siempre hice combinación de  tren y después subte, pero cuando subió a $ 2,50 me pareció una locura. Gastaba  casi $ 200 de boleto al mes. Y cuando me di cuenta de que tardaba muchísimo más  no dudé en volver a tomarlo”. Una síntesis, en una pasajera, Micaela Limoni, en  diálogo con Clarín. Hay otras miradas, como la de José Ansuaga,  un usuario habitual de la C, que nunca dejó de usar el servicio y todavía no  distingue si hay más pasajeros. “Viajo todos los días y no hay gran cambio.  Está igual. Siempre lo uso porque me resulta cómodo y práctico ”, explicó.  Luego de estar un tiempo cerrada por  reformas, en la línea A  se nota más la vuelta de pasajeros. Cargando la SUBE en la estación Piedras,  Cristina aseguró: “Tomo la A todos los días. Cuando la cerraron tuve que tomar  el colectivo. Pero es imposible moverse por tierra, es muy lento. Por eso tuve  que volver al subte”.  Matías Cirigliano,  en cambio, ahora combina el subte con el colectivo. Pero en un momento dejó la línea D para ir y volver  de la facultad. “Busqué otra alternativa pero por razones de horarios alterno:  cuando salgo con tiempo tomo el colectivo y cuando voy más apurado uso la D  hasta Facultad de Medicina”, comentó.  Para  quienes trabajan bajo tierra, como los auxiliares del subte o los guardas, el  cambio es notorio. “Veo un cambio. Ojalá se siga sumando más gente. Es sabido  que por arriba no se puede andar”, contó Miguel Charra, auxiliar de la estación Piedras  de la línea A. Además,  aseguró que el aumento de la tarifa en enero de 2012 “no alejó a los usuarios.  Siguió todo igual”. “El reacondicionamiento de la A sumó bastante. Es otra  cosa. Hay condiciones para viajar y para trabajar. A la gente le gusta el nuevo  servicio, es una atracción y tratamos de poner lo mejor para que siga  funcionando bien”, concluyó Charra.  Sin  embargo, para un guarda de la estación Avenida de Mayo de la línea C, la situación es  diferente: “Veo siempre el mismo movimiento. A veces más, a veces menos. En la  hora pico de las cinco de la tarde las formaciones siempre están llenas. En la  A quizás se nota más por haber estado un tiempo parada y ahora la gente está  tirándose de cabeza a usar los nuevos coches, viajan mejor”.  Otra mirada importante acerca del crecimiento  de pasajeros en el subte es la de los comerciantes. Para ellos la situación es  diferente. “Fue muy notorio. Desde el aumento del boleto perdí muchos clientes,  mucha venta. Ahora vendo la mitad de lo que vendía antes. Los clientes de  siempre desaparecieron. Se ve mucha gente en las horas pico de la mañana y la  tarde pero durante el día, al ser una estación normal sin combinación, no hay  mucho movimiento. Cosa que antes sí pasaba”, asintió Karina Ríos, empleada del  kiosco subterráneo de la   estación San Martín de la línea C. Pero para  Ernesto, dueño del kiosco de diarios y revistas de la estación Piedras,  “está todo igual. Hay gente como siempre”. (Clarín)
    
