10/08/12
La otra pelea, ver quién se desgasta más
El anticipo de que la Presidenta iba a hablar en  cadena nacional esta vez no había provocado fastidio en el Gobierno porteño.  “Algo tiene que decir”, suponían. “Mauricio la toreó un poquito cuando dijo que  le llamaba la atención su silencio sobre el tema”, decían, ansiosos y  ligeramente entusiasmados, a medida que se acercaba la hora del discurso. En  los despachos más influyentes de Bolívar 1 cualquier otro asunto parecía  prohibido. Pero Cristina disertó durante 62 minutos –justo cuando en la Ciudad  se producía la hora pico para el regreso y en las zonas céntricas los  colectivos llenos pasaban de largo las paradas– y no dijo una sola palabra.  Mejor dicho: no dijo una sola palabra del conflicto por el subte. El jefe de  Gobierno, tras seguir algunos tramos del acto en YPF, acentuó su posición.  Entre íntimos, soltó: “Ya no hay forma de que la transferencia avance.  Ofrecimos todo lo que podíamos ofrecer”.   La cuerda política se tensa frente a cada día  de protesta. Ambas administraciones siguen inflexibles. La Casa Rosada, a través  de Florencio Randazzo y de Juan Manuel Abal Medina, insiste en que el subte es  responsabilidad de Macri. Lo acusan de no hacerse cargo, lo califican de  mentiroso y de caprichoso y en el entorno presidencial sinceran que no habrá  ninguna concesión. El jefe de Gobierno tilda a Randazzo de “ignorante” y  recalca que la Presidenta quiere fundir a la Ciudad. Nada que no  se hayan oído desde febrero, cuando comenzó la novela. Pero hay algo  que está cambiando: el malhumor social se agiganta. Basta con tomar un  colectivo para comprobarlo.   En el PRO  no avizoran una salida. El llamado a conciliación obligatoria, anoche, refleja  la preocupación por la disputa gremial. Pero con relación a la transferencia  del servicio, que es la pelea de fondo, ayer daban por finalizadas las  conversaciones. “Ya no tenemos expectativas de que el traspaso se haga. Si  ellos insisten en que está hecho, bueno, entonces no habrá transferencia. No se  puede hacer un traspaso unilateral y menos sin recursos”, decía uno de los  funcionarios de Macri que más horas comparte con él en la gestión.   A  los macristas hoy sólo los obsesiona el levantamiento de la huelga. Pero saben  que el conflicto seguirá. Es más, creen que la Casa Rosada monitorea  a los representantes gremiales para agitar los ánimos. Macri repite que  Pianelli y Segovia, dos de los principales dirigentes gremiales, responden a La  Cámpora y a Luis D’Elía. Algo de razón le asiste: Pianelli estuvo anoche en la  Rosada participando de un encuentro de la CTA oficialista con la Presidenta. Y luego  se reunió a solas con los ministros Randazzo, Tomada y Abal Medina. “Lo quieren  doblegar a Macri. Nos están diciendo: ‘Agarren el subte o no se levanta el  paro’”, decían muy cerca del líder del PRO.   Sin embargo, la Nación ataca a Macri en su  parte más incómoda. Lo hacen, también, con argumentos bien estudiados: fue él  quien dispuso llevar el boleto de $ 1,10 a $ 2,50 y quien estampó la firma en el  acta acuerdo del 3 de enero. “Fue un error político”, tuvo que admitir Macri en  estas horas.   Aquel error comienza a ser  facturado por los porteños. Las encuestas exhiben una caída en la imagen de su  gestión. Justo cuando el PRO diagrama el mapa electoral para 2013, donde su  jefe arriesgará buena parte de sus chances presidenciales.   Ni siquiera el dato de las encuesta, que  también castigan a Cristina, ponen de acuerdo a los referentes de los  gobiernos. “El costo nuestro es más bajo que el de ellos”, decía un macrista  que consulta cifras todas las semanas. En la Rosada opinan lo contrario: “Macri  tiene mucho para perder. Si no resuelve el tema de subte se va a estrellar en  su propio distrito y arruinará su carrera”, sostenían. (Clarín)
    
