24/01/12
¿Quiénes son los que deben pagar por el subte?
En  ningún país del mundo las inversiones de capital de los sistemas de transportes  pueden ser soportadas sólo por la   tarifa. Se necesitan sostenes de la Ciudad y la Nación     En las últimas semanas vimos cómo el control del subte  de Buenos Aires pasó del Gobierno nacional al de la Ciudad Autónoma  luego de una breve negociación respecto de la cual ambas administraciones  parecen satisfechas.  Con esta medida el  Gobierno nacional continuó con la nueva política trazada de reducir los  subsidios totales que debe afrontar , mientras que el gobierno porteño por su  parte asumió el inevitable costo político de instrumentar el primer aumento de  tarifas importante de transporte en muchos años , incrementando en más de un  100% la tarifa del servicio del subte, permitiéndole contar con una fuente de  financiamiento para el servicio que acotaría los recursos fiscales locales  necesarios para prestarlo.  Despejada la  polvareda política, hasta el momento el resultado objetivo del proceso es que  el pasajero sufrió un aumento sustancial de la tarifa (aunque el nuevo valor  sea todavía moderado a nivel internacional) y el Gobierno nacional dispone de  casi 100 millones de dólares más por año para dedicar a otros fines .  Complementariamente, de ahora en más la Ciudad tendrá que ver cómo controla y  administra los servicios de la concesión de Metrovías, próxima a cumplir 18  años y con 5 más por delante.  Además, un  dato notable es que por primera vez en la historia de Buenos Aires las tarifas  de colectivos y subtes quedaron fijadas de manera independiente y, desde el  punto de vista del usuario, en valores de magnitud injustificadamente  distintas.  Este escenario no puede menos  que hacer que nos invada un gélido escepticismo con referencia a las tan  declamadas intenciones de crear un organismo de coordinación del transporte.  Entre otros temas el proceso puso sobre la  mesa la cuestión de las tarifas de los sistemas de transporte urbano en sus  diferentes aspectos: ¿cuánto cuesta el servicio? ¿cuánto vale el servicio?  ¿quién debe pagar por el servicio? El costo del servicio para los usuarios es  hoy el resultado de lo que Metrovías nos cobra de acuerdo al contrato de  concesión firmado en 1994 y renegociado en 1999, con los cambios que la  realidad impuso a partir de la crisis de 2001, entre ellos la modificación de  la jornada laboral y la incorporación a la planta de la concesionaria de los  trabajadores tercerizados.  A su vez, el  valor del servicio para la sociedad está dado por los beneficios que la  movilidad en subterráneo brinda a la Ciudad: mitigación de la congestión y la  contaminación producida por el tránsito vehicular, accesibilidad y seguridad,  etc.  ¿Y quién debe pagar por el  servicio? No hace falta ser economista para responder que como cualquier otro  bien, este servicio debería ser pagado por sus beneficiarios.  Ahora bien, la complejidad de la cuestión del  transporte público radica en que, como en otros servicios urbanos, existen  variadas categorías de beneficiarios.   Los más evidentes son los propios pasajeros;  aunque es bastante claro que el subte agrega valor a todo el conjunto de la  Ciudad , ya que provee movilidad preservando el ambiente urbano al reemplazar  otros modos de transporte como el auto y el colectivo, con un impacto  urbanístico infinitamente menor al que poseería cualquier otra infraestructura  de transporte.  Es por ello que aún desde  la perspectiva económica más estricta, se justifica que el servicio sea  solventado no solamente por sus pasajeros, sino también en alguna medida por  todo el conjunto de los habitantes de la Ciudad y probablemente también en  parte por el Estado nacional , ya que se estima que aproximadamente un tercio  de los pasajeros del subte son personas que no residen en la Ciudad, muchas de  ellas con niveles de necesidad que justificarían subsidios específicos a la  demanda como los que la Secretaría de Transporte parece encontrarse imaginando  por medio del sistema SUBE.  Este es el  análisis de largo plazo que suponemos estará haciendo el Gobierno de la Ciudad,  sin por ello dejar de revisar la estructura de costos del concesionario ni de  explorar otras formas de gestión que pudieran mejorar las existentes.  Queda por otra parte la cuestión de las  inversiones en mejoramiento y expansión de la red de subtes, tan reclamadas por  toda la ciudadanía.  La realidad es que en  ninguna ciudad del mundo, las inversiones de capital de los sistemas de este  tipo pueden ser soportadas por la tarifa , ni aún con valores que cuadruplican  nuestra tarifa actual. Nuevamente es aquí donde el derrame de los beneficios de  estos sistemas justifica que sus inversiones sean afrontadas por la sociedad en  su conjunto .   Por otra parte, no  perdamos de vista que ni la tarifa del Metrobús paga su infraestructura, ni los  impuestos y tasas que pagan los colectivos y automóviles han sido nunca  suficientes para solventar los costos del sistema vial que utilizan.  Las megametrópolis requieren para funcionar  de grandes y costosas infraestructuras, el subte es una de ellas . Buenos Aires  debe congratularse de contar con un sistema como éste gracias a otros  argentinos que tuvieron una visión de ciudad de clase mundial y nuestro sistema  político debe extremar su ingenio para hacer que preste el más eficiente  servicio posible a todos los ciudadanos. (Clarín)
    
