26/08/21
Renfe y las constructoras españolas, al acecho del milmillonario impulso al ‘AVE’ en EE UU
La operadora entra en un potente ‘lobby’ que busca fondos del ‘plan Biden’ para nuevas líneas
Las mayores constructoras españolas y Renfe velan armas ante el paquete de estímulos para la alta velocidad ferroviaria que puede salir del debate presupuestario en EE UU. La presión es máxima y entre la escuadra española es la citada Renfe la que ha tomado un papel más activo.
La compañía pública, clave en el desarrollo de la línea privada entre Dallas y Houston (Texas), ha entrado como socia fundadora en lo que pretende ser un potente lobby, la US High Speed Rail Coalition. Junto a ella hay referencias como las ingenierías Aecom y WSP, Siemens, la operadora privada afincada en Florida Brightline o la asociación US High Speed Rail.
Al frente de la coalición están tres ex secretarios de Transportes de EE UU, uno de la Administración Bush y dos del Gobierno de Obama: Norman Mineta (2001-2006), Ray LaHood (2009-2013) y Anthony Foxx (2013-2017), además del presidente de honor de la Autoridad de California para la Alta Velocidad, Rod Diridon. Los tres primeros firmaron el lunes un artículo en el Chicago Tribune en el que llaman la atención sobre el problema climático, la densidad de tráfico en las carreteras del país y la necesidad de buscar alternativas al transporte aéreo.
“Como tres ex secretarios de transporte, creemos que el tren de alta velocidad es la forma más eficaz de llevar el sistema de transporte de EE UU al siglo XXI”, afirmaron. La congestión en las carreteras interestatales costó 179.000 millones de dólares en 2017, según un informe sobre movilidad urbana firmado por el Instituto de Transporte de la Universidad de Texas, y se espera que esa factura sea de 237.000 millones de dólares en 2025.
Estas tres personalidades de gran influencia reclaman a corto plazo un mínimo de 20.000 millones de dólares del plan Biden para la alta velocidad. Recuerdan que “la línea propuesta en California iguala la capacidad de seis carriles de autopista, 91 puertas de embarque y dos nuevas pistas de aeropuerto”.
Mineta, LaHood y Foxx se apoyan en el ejemplo del corredor proyectado entre Eugene, Oregón y Vancouver, en Canadá, “con un presupuesto de 42.000 millones de dólares y un retorno de 10 a 1 sobre la inversión”. Por el contrario, “ampliar la autopista I-5 entre esas ciudades en un carril en cada dirección costaría 108.000 millones y no haría nada por aliviar la congestión”.
Tres ex secretarios de Transportes, de las Administraciones de Bush y Obama, lideran la nueva US High Speed Rail Coalition
La coalición en la que se ha integrado Renfe busca influir en el debate sobre la conciliación presupuestaria: el martes fue aprobado en la Cámara de Representantes el plan de impulso de 3,5 billones de dólares, y el proyecto de ley bipartidista de infraestructuras debería salir adelante a finales de septiembre. Ambos son pilares del mandato de Joe Biden.
Esperanza en California
El sector constructor español vuelve a mirar estos días hacia California, donde la promotora pública de la línea entre Sacramento y San Diego se ha lanzado a la búsqueda de respaldo del plan de infraestructuras.
Este primer intento de construir una línea en EE UU, con permisos ambientales y obras en marcha, sufrió el abandono del Gobierno de Trump, con la retirada de 929 millones en subvenciones por los sobrecostes acumulados. Entre las interesadas en esta infraestructura, “vuelve a percibirse la posibilidad de un impulso decidido al proyecto”, cita un directivo implicado.
El CEO de la Autoridad de California para la Alta Velocidad, Brian Kelly, también avista una puerta de acceso a fondos federales y ha informado a la junta sobre el encaje en seis programas con ayudas al ferrocarril por más de 57.000 millones de dólares. Entre ellos figuran el programa para el fomento del ferrocarril Intercity (hasta 16.000 millones de dólares); el CRISI de mejoras de la seguridad y eficiencia ferroviaria (hasta 10.000 millones de dólares); el Megaproject, pensado para obras ferroviarias transformadoras en las ciudades (10.000 millones de dólares), o el RAISE para la remodelación de infraestructuras (7.500 millones de dólares).
El AVE de California, al que fue retirado el apoyo federal en tiempos de Donald Trump, intenta revivir con apoyo del plan Biden
ACS y Ferrovial continúan trabajando en el primer segmento de 190 kilómetros, dividido en su día en tres tramos, y la agencia pública californiana avanza en la tramitación de permisos ambientales para licitar nuevas obras si llueven dólares desde Washington. El objetivo a corto plazo es ampliar hasta los 275 kilómetros la parte en construcción, conectando las ciudades de Merced, Fresno y Bakersfield, en un corredor de 1.330 kilómetros.
El macroproyecto en California también llamó la atención de FCC, Sacyr, OHLA, Acciona, Comsa, Sener, Aldesa, Talgo, y Euroconsult, entre otras referencias españolas.
EL SALTO DESDE LA NADA A UNA MACRORED DE 27.500 KILÓMETROS
La Asociación de EE UU para la Alta Velocidad Ferroviaria propone la construcción de una red de 27.500 kilómetros para circular a más de 300 kilómetros por hora por el país. Su ejecución se realizaría en cuatro fases.
La línea de California, con presencia de ACS y Ferrovial entre sus constructoras; la alta velocidad entre Nueva York y Washington; un enlace entre San Antonio, Austin, Dallas y Houston, y la línea de Florida, entre Tampa, Orlando y Miami, entrarían en la primera etapa de ejecucion.
Una red nacional de alta velocidad ya fue presupuestada en 205.000 millones de dólares en el proyecto de Ley presentado en diciembre por el congresista demócrata Seth Moulton. (cincodias.elpais)