12/10/17
Adiós al tren de bambú
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Camboya pone fin al uso de un método casero para desplazarse a través de la vía férrea
Primero fue una necesidad, luego fue una atracción turística y desde hace algo más de una semana ya es historia. Se trata del tren de bambú, una demostración del ingenio de los habitantes de Camboya para sobrevivir en este empobrecido país del sudeste asiático, víctima de décadas de violencia. Un artilugio que finalmente ha dejado paso a un tren de verdad que ha empezado a circular los fines de semana, una vez al día, entre la capital, Phnom Penh, y la ciudad portuaria de Sihanoukville
El tren de bambú, lo único que tenía de ferrocarril era que utilizaba la vía férrea. El norry, como lo llaman los camboyanos, consistía en una tabla de bambú o de madera, acoplada a un par de ejes con ruedas de acero que se propulsaba con un motor de lancha de río o de motocicleta. Con él, los camboyanos se han desplazado durante años por trayectos de hasta 40 kilómetros a lo largo de unas vías de la época colonial francesa y con todas las secuelas de años de guerra y de abandono.
Sin horarios ni paradas determinadas, la principal ventaja del tren de bambú consistía en la facilidad para montarlo y desmontarlo para dejar paso. Una condición indispensable en un país de vía única.
Era habitual en la región de Battanbang, al oeste de Camboya, cerca de los templos de Angkor, ver cómo un norry avanzaba a toda velocidad (hasta 50 kilómetros por hora) por una vía invadida por la maleza y de repente frenaba hasta quedarse a unos palmos de otro norry. En ese momento, los pasajeros de los dos artilugios descendían para desmantelar el que llevaba menos carga y dejar pasar al más pesado, antes de volver a montarlo de nuevo y proseguir el viaje. (Vanguardia)