14/09/17
Inaugurada la exposición "CAF, Un siglo al servicio del ferrocarril"
Permanecerá abierta hasta el próximo 7 de enero
Ayer se inauguró en el Museo del Ferrocarril de Delicias la exposición "CAF, Un siglo al servicio del ferrocarril" cuyo comisario y director del Museo Vasco del Ferrocarril, Juanjo Olaizola Elordi, pronunció una conferencia sobre el centenario de la compañía y presentó su libro del mismo título.
La exposición que realiza un recorrido por la trayectoria de la empresa en su primer siglo de existencia, ha sido organizada por la asociación cultural Lemniskata de Beasain (Guipúzcoa), con la colaboración de Euskotren y el patrocinio de CAF.
La muestra
Se trata de una muestra que consta de quince paneles que, con unas 140 imágenes con valor histórico y en muchos casos también artístico, reflejan la evolución de CAF desde sus orígenes, que se remontan a 1860, hasta la constitución de la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles (CAF), en 1917, y su actividad desde la fabricación de los primitivos vagones de madera hasta los más modernos trenes de alta velocidad.
La muestra, situada en un coche 3000 de tercera clase de Renfe, se completa con dos vitrinas de material aportado por el Museo de Ferrocarril como documentación (libros, catálogos, planos, fichas técnicas, manuales de conducción...) y distintas maquetas de algunos de los vehículos más significativos fabricados por CAF en su trayectoria.
El comisario de la exposición y director del Museo Vasco del Ferrocarril, Juanjo Olaizola, ofreció una conferencia sobre los cien años de la compañía guipuzcoana y presentó su libro "CAF, un siglo al servicio del ferrocarril", editado por Maquetren.
La Historia
El 4 de marzo de 1917,y ante el notario Luis Barrueta de Madrid, Luis Urquijo Ussía, Valentín Ruiz Senén, Santiago Innerarity Cifuentes y Ángel Gascue Minondo constituían una sociedad cuyo objeto social era "la construcción, compra, venta, alquiler de vagones y de cuantos elementos puedan servir para los transportes, para la explotación de caminos de hierro y tranvías, y aportar al tráfico nacional, material ferroviario. Así nacía la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles, conocida en todo el mundo como CAF.
La nueva empresa arrendó a la Sociedad Española de Construcciones Metálicas su fábrica de vagones de la localida guipuzcona de Beasain que sumistaba vagones y ténders que en aquel momento se estaban suministrando a ferrocarriles franceses y belgas, constituyendo la primera exportación española de esta clase.
Apertura del acto
En 1925 CAF adquirió la plena propiedad de los talleres de Beasain y su capacidad permitió que se convirtiera en el principal constructor de vagones del país, suministrando vehículos completos y toda clase de accesorios a la práctica totalidad de compañías concesionarias españolas y a otras sociedades constructoras de material móvil.
La crisis surgida en 1929 redujo drásticamente la carga de trabajo de los talleres de Beasain y obligó a diversificar la producción hacia otros sectores como los autobuses, la maquinaria agrícola o las carretillas elevadoras.
Guerra Civil
Durante la Guerra Civil, la factoría sería militarizada y sus instalaciones utilizadas para producir toda clase de material bélico. Concluida la contienda, CAF retomó su tradicional actividad de construcción de material móvil ferroviario, en un contexto marcado por las dificultades existentes obtener materias primas y constantes restricciones eléctricas.
Tras su constitución en 1941, Renfe se convertiría en el principal cliente de CAF que, en aquellos años, se asentó en la construcción de locomotoras,. Otros clientes como el Metro de Madrid también adquirieron, progresivamente, un destacado papel como clientes de la compañía.
Asistentes a la conferencia y presentación de la exposición
En los años sesenta CAF se consolidó como constructor de material motor. En 1966 alcanzó un acuerdo con la Sociedad Española de Construcción Naval, con el que asumió la importante cartera de pedidos de coches y locomotoras de sus talleres de Sestao, y en 1971 absorbió la firma zaragozana Material Móvil y Construcciones, antiguos talleres de Carde y Escoriaza, y cambió, sin alterar sus siglas la palabra “Compañía” de su nombre por “Construcciones”, tomada del de la empresa aragonesa.
Acuerdos tecnológicos
Acuerdos tecnológicos con firmas de prestigio internacional permitieron a CAF dominar el mercado español y realizar, a partir de 1961, exportaciones de componentes, vagones, coches de viajeros, locomotoras diésel y unidades de metro a países como Thailandia, Francia, Yugoslavia, República Democrática Alemana, Túnez, Colombia o Irán.
La grave crisis económica de los años ochenta arrastró a su histórico accionista de referencia, el Banco Urquijo, y a punto estuvo de acabar también con la historia de la fábrica de Beasain. A principios de los noventa una mejor coyuntura económica y las grandes inversiones en cercanías y alta velocidad permitieron reorientar la empresa que decidió apostar por la innovación y el desarrollo de productos propios. En un siglo CAF ha pasado de producir para un mercado fuertemente protegido a competir de igual a igual con las grandes multinacionales del sector en los cuatro continentes donde circulan sus trenes, tranvías y metros.
El libro
El libro conmemorativo "CAF, un siglo al servicio del ferrocarril" que también se ha presentado en el acto, documenta la historia de la compañía y sus antecedentes, que se remontan a la puesta en marcha de la fábrica de hierros de San Martín en Beasain en 1860.
El autor de la obra, Juanjo Olaizola (San Sebastián, 1965), doctor en Historia Contemporánea por la UNED. ha desarrollado toda su vida profesional en torno a la conservación y divulgación de la historia y el patrimonio ferroviario, desde el Museo Vasco del Ferrocarril, institución en la que ha sido responsable de su gestión y de la formación de sus colecciones desde los primeros pasos de esta institución
Con motivo de la inauguración de la exposición se presenta el libro conmemorativo publicado este año: ‘CAF, un siglo al servicio del ferrocarril’. La obra recoge no solo el siglo de historia transcurrido desde la fundación de la Compañía Auxiliar de Ferrocarriles en 1917, sino también todos sus antecedentes, que se remontan a la puesta en marcha de la fábrica de hierros de San Martín en Beasain el año 1860.
En el libro, el lector podrá conocer la evolución de esta gran empresa, desde los modestos vagones de mercancías de dos ejes y caja de madera con los que inició la producción hasta sus más innovadores productos: los trenes regionales Civity, los tranvías Urbos o los trenes de alta velocidad Oaris, entre otros muchos.
El autor de la obra, Juanjo Olaizola (San Sebastián, 1965) es doctor en Historia Contemporánea por la UNED. Toda su vida profesional ha estado vinculada a la conservación y divulgación de la historia y el patrimonio ferroviario desde el Museo Vasco del Ferrocarril, institución en la que trabaja desde sus inicios, ya que ha sido el directo responsable de su gestión y de la conformación de sus colecciones desde los primeros pasos de esta institución en 1989.
Fruto de su actividad investigadora y divulgadora son más de treinta libros y sesenta trabajos de investigación en los que Olaizola analiza la historia del ferrocarril desde sus vertientes técnica, económica y social. Su propia tesis doctoral está dedicada al estudio de la Compañía de Tranvía de San Sebastián, la empresa de transporte público más antigua de España. Además, es autor del blog de divulgación ferroviaria ‘Historias del tren’
Olaizola, colaborador de Vía Libre desde hace años, es el autor de la sección histórica "A Todo Tren" que se publica mensualmente en la versión impresa de la revista. (Vía Libre)