30/03/15
El último vagón-escuela del país
Es un aula de cuento, donde los niños imaginan que al subir al salón inician un viaje para visitar sitios desconocidos o simplemente para ir "a visitar a mis amigos en tren", afirmó Ian, un pequeño de seis años que cursa el primer año de primaria, junto a otros 28 niños, en el último vagón-escuela del país.
El siglo pasado, era muy común que familias de ferrocarrileros que vivían en vagones de tren, viajaran con sus casas rodantes por todo el país, para dar mantenimiento o ampliar vías de ferrocarril. Así surgió el vagón-escuela primaria "Artículo 123", también con el nombre de "Licenciado Adolfo López Mateos", la cual pertenece a la Secretaría de Educación Pública, con la clave 15DPR3008L.
En la actualidad, este es el último vagón-escuela primaria que queda en el país, y que durante 16 años recorrió el norte de la República, especialmente en los estados de Coahuila, Nuevo León y Sinaloa, que desde hace 22 años quedó estacionado en el tiempo, junto a la vieja estación del tren de Naucalpan, informó el profesor Jaime Mayolo Contreras.
El vagón-escuela es el aula, biblioteca y salón multimedia de unos 28 niños de este sistema multigrados, que ahora es de tiempo completo y a la que todos los días acuden niños de primero hasta quinto año de educación básica.
Entre ellos, Ian y Fátima, ambos de seis años de edad, que al mismo tiempo que aprenden, sueñan que al subir al tren-escuela viajan a "muchos lugares y visitamos a nuestros amigos".
En el Estado de México hay alrededor de unos 3 millones de niños que cursan la educación primaria, principalmente en los municipios metropolitanos del Valle de México, donde se ubica el vagón escuela a unos cuatro kilómetros del Distrito Federal.
Casi cuatro décadas de generaciones han pasado por el tren-primaria. Por el vagón-escuela han llegado a pasar unas 38 generaciones de niños, pese a ello, el "aún aguanta" no sólo tormentas, puede y debe ser "nuestra aula de medios, porque lo que nos hace falta es espacio, dado que ahora somos dos profesores y la cocina-comedor, improvisada con láminas metálicas, es también aula de clases", señaló Mayolo Contreras.
"Ya no tenemos espacio, por lo que si nos autorizan podríamos convertir la vieja estación del tren de Naucalpan, ubicada a unos pasos, en dos salones de clases", afirmó el profesor Jaime Mayolo, mientras los niños usan las vías del tren como un patio de juegos.
Para la maestra Samantha Yanira Ramírez Rosales, quien llegó este año a dar clases a niños de primero y segundo grado de educación básica, trabajar en el "vagoncito es extremoso, en invierno es como un refrigerador y en tiempos de calor se siente pesado".
Los padres de familia "y yo estamos dispuestos a limpiar, pintar y poner luz en la vieja estación del tren", que hoy sólo es refugio de personas ebrias y drogadictos, para convertirla es salones de clase, reiteró el profesor y director del vagón escuela.
"Hace meses, llegamos hacer la petición a las autoridades para poder rescatar la estación del tren como aulas escolares, pero hasta el día de hoy, no tenemos una respuesta", afirmó el profesor del vagón escuela.
Las vías del ferrocarril, que durante casi unos 100 años fueron el conducto del ferrocarril hacia Acámbaro, entre San Bartolo y El Conde, es un sitio donde aún vive una treintena de familias en vagones de tren, incluido el mismo profesor Jaime Mayolo, quien junto a su familia habitan en un furgón, junto a la escuela.
El vagón-escuela tiene un lavabo, pero el agua es insuficiente, ventiladores para atenuar el calor y sólo hay un baño instalado bajo el furgón, son servicios sanitarios improvisados, para atender las necesidades de los niños de El Conde, San Bartolo, Lomas Colorada y hasta de Las Américas, que llegan a tomar clases a esta escuela, que se encuentra en un cinturón de miseria y alta incidencia delictiva. (El universal)