17/07/13
El encanto de viajar en tren por China
“Un pedazo de barrio, allá en Pompeya,
durmiéndose al costado del terraplén.
Un farol balanceado en la barrera,
y el misterio de adiós que siembra el tren”.
Aníbal Troilo y Homero Manzi.
Para quienes somos aficionados, también fanáticos del tren, no hay nada más reconfortante que viajar por estos días en China. Este medio de transporte tiene muchísimos defensores apasionados y por varios motivos: el paisaje se disfruta, el diálogo con un eventual compañero de asiento es largo y distendido, se puede tomar un café, ir a su restaurante y hasta dormir en él.
En nuestro país, ya lo hemos dicho otras veces, hubo mucha gente que se encargó de destruir el tren. Llegó a tener más de 50.000 kilómetros de vías, y ahora, en pésimas condiciones, apenas se utiliza una quinta parte. Y con un agregado: como fue construido casi en su totalidad por los ingleses, la gran mayoría de los trayectos estuvo siempre orientada hacia el puerto de Buenos Aires, para favorecer las exportaciones.
Por suerte, en los últimos veinte años, China se encargó de revertir la tendencia que hacía peligrar la subsistencia de los ferrocarriles. Hasta entonces, solo Europa se mantenía erguida instalando, ininterrumpidamente, más y más formaciones de trenes de alta velocidad.
Fueron los japoneses los pioneros en este sentido, ya que en la década del 60 lanzaron el Shinkansen, el primer convoy que superó los 250 kilómetros por hora. Hoy ese país mantiene un récord: es allí donde se llegó a la máxima velocidad, y lo hicieron con un tren de levitación magnética que alcanzó los 581 km/h, es decir, seis más que el francés TGV tradicional.
Seguimos esperando
En la Argentina seguimos esperando, quizás indefinidamente, que el tan publicitado “tren bala”, que iba a unir Buenos Aires y Córdoba, se concrete alguna vez. Mientras tanto, ya hay quince países en el mundo, entre ellos el subdesarrollado Uzbekistán, que poseen formaciones que superan los 250 km/h.
España tiene como orgullo el AVE (Alta Velocidad Española), uno de los tres mejores del planeta. Por su parte, Gran Bretaña prepara, para el próximo año, máquinas que superarán los 325 km/h.
Nuestro vecino Brasil, apurado por el mundial de fútbol y los Juegos Olímpicos, comenzó la construcción, en manos de los franceses, del tren que unirá Campinhas, San Pablo y Río de Janeiro. Corea del Sur ya tiene el suyo, y Rusia está por comprar aparatos españoles, al igual que Arabia Saudita.
Los Estados Unidos es el país del mundo que más vías tiene: 226.000 kilómetros. Pero apenas cuenta con un solo tren de alta velocidad que circula entre Boston, Nueva York y Washington.
El milagro chino
Si bien las vías en el país de Mao no superan los 100.000 kilómetros, sus últimos gobiernos le dieron un impulso tan fuerte como pocas veces se recuerda en la historia de este medio de transporte. Gracias a una inversión que llegó a los 115.000 millones de dólares, la segunda potencia del mundo exhibe un adelanto que nos deja estupefactos. Es más, en la actualidad cuenta con la mayor extensión de rutas férreas de alta velocidad: 13.000 kilómetros.
Pero sus planes no tienen, al parecer, límites. Quiere llegar, en las próximas dos décadas, a tener 120.000 kilómetros de recorridos para trenes que superen los 250 km/h. El primero de los objetivos es unir Pekín con Moscú, y desde allí hasta Londres. En total, comprendería 25 países de Asia y Europa. Una obra monumental.
El paso siguiente será vender tecnología, ya que luego de la ayuda inicial de los franceses, los chinos ya fabrican formaciones con su propia ingeniería. Valga un ejemplo: hace tres años, un tren regular -es decir no un prototipo- alcanzó los 486 km/h.
De Pekín a Shanghái
Tuve la posibilidad de unir Pekín y Shanghái, las dos ciudades más importantes de China, de ida y vuelta. Gocé del encanto de poder hacerlo a una velocidad promedio de 305 km/h. El recorrido es de 1.318 kilómetros y lo hace en 4 horas 45 minutos. Para hacer una comparación, en una distancia similar entre Buenos Aires con Tucumán, el ferrocarril Mitre tarda 25 horas. Vaya diferencia!
El tren chino se denomina “Armonía”. Lleva a más de mil pasajeros, sale uno por hora y tiene tres clases: la business, que muestra condiciones de bienestar iguales que la de un avión intercontinental, cuesta 250 dólares. La primera clase cuesta 150 dólares y la segunda 75.
Un dato curioso es que toda la formación es atendida por mujeres, que no solo venden golosinas, snacks y bebidas, sino que además limpian permanentemente el vagón y los baños, que tienen por separado lavatorios.
Tren de levitación magnética
El tren de levitación magnética, o maglev, es un sistema que incluye la suspensión, guía y propulsión utilizando un gran número de imanes.
Este método tiene la ventaja de ser más rápido, silencioso y suave que los sistemas de transporte sobre ruedas convencionales.
El de los chinos conecta el Aeropuerto Internacional Pudong de Shanghai y la periferia del centro de Pudong, donde los pasajeros pueden intercambiar con el metro para continuar su viaje. La construcción demandó 1.200 millones de dólares, comenzó en 2001 y duró tres años.
La velocidad operativa es de 431 km/h, es decir, más rápido que un Fórmula Uno. Pero, como ya dijimos, durante una prueba alcanzó una velocidad récord de 501 km/h.
El sistema del tren fue construido por una empresa conjunta de Siemens y ThyssenKrupp en Kassel. Pero la pista fue construida por empresas chinas.
Otro récord
El 29 de abril último se batió en China el récord mundial de pasajeros transportados en un solo día: viajaron nada menos que 8.885.000 personas, lo que representa un 9% más que en el 2012.
De ese total, solo desde la estación de Shanghái partieron 1.700.000. Por supuesto que dada la magnitud de los demandantes no es fácil adquirir aquí un billete.
La mayoría lo hace a través de máquinas automáticas, pero lamentablemente el día que estuve fallaron. Por lo tanto tuve que acudir a una ventanilla tradicional, lo cual fue una odisea.
Además, para sorpresa de muchos, solo se venden pasajes a los extranjeros presentando el pasaporte. Si no lo tiene, el empleado le dirá una y mil veces que no.
Por último, hace pocas semanas China inauguró la línea de alta velocidad más larga del planeta.
Une Pekín con Guanzhou, que en español denominamos Cantón. El recorrido es de 2.298 kilómetros de extensión y la empresa dice que lo cubre en 7 horas 59 minutos. Ni un minuto más, ni uno menos, porque son por demás puntuales. (El Tribuno)