03/06/13
El tren de los reyes, el rey de los trenes
El lujoso Venice Simplon Orient Express recorre Europa de punta a punta rememorando aquellos viajes que inspiraron a Agatha Christie.
      En  algún momento de nuestra vida, un libro o una película nos ha subido a este  lujoso tren. Asesinato en el  Orient Express, de Agatha Chistie; El tren de Estambul y Los viajes de mi tía, de  Graham Greene, o Desde Rusia  con amor, de Ian Fleming, son algunas de las novelas que tienen  como escenario el Orient  Express, historias antes las que el mundo cayó rendido por  mostrar, en blanco y negro, o en color, el lujoso interior de este transporte  de ensueño.
      Fue  el 4 de octubre de 1883  cuando el tren con dos coches-cama, un vagón restaurante excelentemente  equipado -con salón de fumadores incluido-, tirado por una máquina exprés de la  compañía Chemin de Fer de L’Est, partía  de la Gare de Strasbourg (París) rumbo a Rumania. En él  viajaban cuarenta pasajeros invitados por el belga que hizo realidad el sueño  de atravesar Europa en tren y decidió llamarlo Orient Express.
      La  historia del Orient Express  es también la de su  larga decadencia, un hecho que alimenta la nostalgia y también el mito.  Escenario de numerosas intrigas literarias y crímenes de ficción, en su período  de máximo desarrollo, la Compañía Internacional de los Vagones-Cama y de los  Grandes Expresos Europeos, gestora de los famosos trenes, llegó a disponer de 4.000 vagones de lujo, de los que  apenas 60 sobreviven hoy en día.
      El Orient Express tuvo su  apogeo entre los años 20 y 30, porque era el medio que usaban reyes y príncipes, artistas,  gobernantes, espías y “bon vivants” para ir y venir hacia  exóticos destinos del Este europeo como Estambul. En sus vagones viajaron en  distintas épocas el zar Nicolás II, el rey de Bulgaria, Charles De Gaulle,  Nikita Kruschev, el príncipe Rainiero y Grace Kelly, Ernest Hemingway, Marlene  Dietrich, Graham Greene, Mata Hari, Sofía Loren, Marcello Mastroianni, Alfred  Hitchcock o Liza Minelli.
      Dicen  que Mata Hari, la espía  y doble agente más famosa de la época, bailó en este tren para  descubrir los secretos de los diplomáticos franceses. Graham Green, Alfred Hitchcock o Ian  Flemming imaginaron tramas, protagonizadas por agentes de la  KGB, espías británicos, refugiados políticos, asesinos a sueldo y príncipes,  que durmieron en sus camarotes. Lawrence  de Arabia o el rey “playboy” Carol II de Rumania hicieron la  mítica ruta París-Estambul, entonces llamada Constantinopla.
      La  novelista Agatha  Christie, pasajera frecuente del servicio en la década del 30,  quedó una vez varada en las vías por dos días en medio de una tormenta de nieve  y allí imagino el asesinato de su famosa novela Asesinato en el Orient Express, que en los 70  fue llevada al cine y filmada en este mismo tren. Entonces, el Orient Express era el  último salón de Europa, “donde  podía comenzarse una fiesta en Londres, continuarla en París o en Bucarest para  acabarla en Estambul. Y cerrar la cortinilla cuando uno se cansaba de ver mundo…”,  como escribe el dramaturgo español Mauricio Wiesenthal.
      A principios  de los años 80, el empresario británico James  Sherwood estaba convencido de que había un público  dispuesto a pagar casi cualquier precio por recuperar durante unos días el  esplendor, confort y lujo de los antiguos viajes en tren. Compró en una subasta  viejos vagones Pullman de primera clase, los restauró y fundó una compañía de  viajes para la que eligió un nombre ambicioso: Orient Express.
      Aprovechó  la antigua ruta París-Estambul y extendió el servicio hacia destinos europeos  románticos, además de abrir un enlace hacia Londres, el British Pullman. El éxito  acompaña a Orient Express, que en la actualidad ofrece también cruceros en el  Reino Unido -Northern  Belle y Royal Scotsman- y Tailandia -Eastern & Oriental Express.
      La  misma ruta del viejo Orient  Express hoy es recorrida por el Venice  Simplon-Orient Express (VSOE), que una vez al año cruza siete países  (Francia, Alemania, Austria, Hungría, Rumania, Bulgaria y Turquía) en un viaje  de seis días de duración. En el trayecto, el pasajero puede disfrutar de los paisajes más hermoso del oriente  europeo y pasar una noche en Budapest y Bucarest. También cubre  una ruta que va desde Venecia hasta Londres, pasando por Viena y Praga, entre  otras.
      Para  subirse a este tren hay que pagar  entre 1.900 y 15.000 euros, dependiendo del trayecto y del estilo de viaje.  Sus vagones -que datan de 1929, cuatro de ellos clasificados como patrimonio  histórico- se asemejan a las dependencias de los transatlánticos de los  cruceros de lujo. Grabados de polvo de plata, paredes de marquetería, sofás de  cuero, cortinas de terciopelo y lámparas de vidrio soplado son sólo algunos de  los detalles que ornamentan cada rincón del convoy. Las “suites” están completamente  equipadas, como si fueran habitaciones de hotel de lujo, pero  se les agregó ducha, algo de lo que el tren original no disponía.
      El  tren está pensado para llevar un máximo de 17 vagones: 9 coches-cama con  compartimentos dobles (asientos convertibles en litera), 2 con 7 compartimentos  individuales (asientos convertibles en camas individuales) y otros 4 dobles, un coche-bar abierto todo el día y  ambientado por un pianista, otros dos destinados al equipaje, y una boutique.  Asimismo, cuenta con tres vagones-restaurante (‘Côte d’ Azur’, ‘Etoile du Sud’  y la ‘Voiture Chinoise’ son sus nombres) cada uno con su propia temática y  decoración.
      Allí,  los hombres lucen esmoquin o, en su defecto, traje y corbata, y las mujeres  llevan sus mejores galas, como sucedía cuando se sentaba en ese mismo  vagón-restaurante la teledramática reina María de Rumania o cuando al rey Boris  III de Bulgaria, entusiasta de los ferrocarriles, se le antojaba hacerse cargo  del control de la máquina… Era la época dorada de un ferrocarril destinado a  convertirse en “el tren de  los reyes, el rey de los trenes”.
TRAYECTOS
El Venice Simplon Orient-Express está en funcionamiento por toda Europa con las siguientes rutas: Londres-París-Zurich-St Anton am Alberg-Innsbruck- Verona-Venecia (entre 2.370 y 3.750 euros); Venecia-Roma; Venecia-Praga-París-Londres; Venecia-Viena-Budapest-Munich-París-Londres; París-Budapest-Bucarest- Estambul (14.260 euros); Estambul-Budapest-Bucarest-Venecia (entre 7.500 y 14.260 eurs); Venecia-Cracovia-Viena-Londres (entre 2.950 y 4.400 euros) y Venecia-Cracovia-Viena-París (entre 1.980 y 3.360 euros). Las reservas pueden hacerse para un viaje completo o para tramos del trayecto en www.orient-express.com. (Perfil)