17/10/12
El tren más alto del mundo
Su nombre no puede ser más elocuente: se llama “camino al cielo” y es la vía ferroviaria más alta del planeta. Se inauguró seis años atrás, pero a pesar de su enorme importancia, no tuvo ni tiene la repercusión que merece una obra gigantesca, que costó nada menos que 3.000 millones de dólares.
Este monumental emprendimiento de la segunda potencia del mundo fue inaugurado en 2006 y une, a través de 4.062 kilómetros, Pekín con Lasha, la capital del Tibet. Cuando va en permanente subida, el tren demora 47 horas con 28 minutos, y cuando regresa bajando, tarda 32 minutos más.
El Tibet es un territorio que fue independiente hasta 1950, cuando el ejército chino lo ocupó compulsivamente, a pesar de las protestas internas y externas que aún subsisten. Como se sabe, uno de ellos fue el Dalai Lama, líder espiritual de la región, quien durante años intentó conseguir la liberación manteniendo conversaciones de paz, hasta que las demandas fueron brutalmente reprimidas y debió emprender un viaje que lo llevó al asilo en India.
La inauguración del tren más alto del mundo para el gobierno chino significó eliminar el aislamiento que sufría con respecto al resto del planeta. Para los exiliados tibetanos, en cambio, fue un día negro. Tal es así que ellos lo vieron como “un diseño para destruir” y lograr, a su vez, el fin de la identidad tibetana. Por supuesto que nada de esto importó al régimen chino y menos aún la posibilidad de devolverle su autonomía.
El camino al cielo
El “camino al cielo” traspasa uno de los sitios más desérticos y fríos del planeta. Su altura media supera los 4000 metros sobre el nivel del mar. Alcanza su mayor altitud en Tanggula, un apeadero situado a 5072 metros. Esto ocurre en el sur del país, luego de superar varios túneles de dos kilómetros de extensión.
En la construcción de las vías participaron nada menos que 30.000 obreros que, milagrosamente, soportaron temperaturas permanentes de -25 grados. Sin embargo nadie murió durante la obra. Los trabajadores cobraron un salario mensual de apenas 90 dólares.
El convoy fue fabricado por la canadiense Bombardier y está compuesto por 16 vagones, que albergan a 98 pasajeros cada uno. Debido a que más de la mitad del recorrido se realiza sobre hielos permanentes, con temperaturas siempre bajo cero, para proteger a los viajeros del intenso frío y los fuertes vientos, las ventanas son de doble vidrio y hay oxígeno disponible para cuando el soroche los afecta.
Los pasajes para cubrir todo el trayecto son baratos si los comparamos a nivel internacional, pero no para los chinos: un viaje de ida en asiento cuesta 40 dólares, en cama dura 100 y en cama blanda 157.
Sorprende la velocidad del tren en parajes tan adversos, ya que la media es de 120 kilómetros por hora. Esta obra es de tal magnitud que aumenta naturalmente el orgullo de los chinos. Y es solamente comparable con la presa de las Tres Gargantas, ahora la mayor del orbe, situada sobre el río Yang Tsé.
Otros altos
El segundo tren más alto está en Perú. Parte desde Lima, en la estación Desamparados, situada a pocos metros de la bellísima Casa de Gobierno de ese país, para unir la capital peruana con Huancayo y Huancavélica. Fue inaugurado en 1912, tiene una extensión de 335 kms y atraviesa 68 túneles. Este tren fue el más alto del mundo por mucho tiempo y un motivo de atracción turística a nivel mundial.
Este periodista tuvo la posibilidad de hacer ese trayecto y maravillarse con una construcción que luego de un siglo todavía despierta admiración. Su punto más alto se registra en la estación La Galera, a 4781 metros sobre el nivel del mar. Después de años de paralización el tren vuelve a circular, con fechas precisas de salida que convocan a los fanáticos del ferrocarril.
El tercer recorrido ferroviario más alto está en Bolivia, en el departamento de Potosí, en la estación Cóndor, donde su altura llega a los 4.788 mts. Une la indescriptible Potosí, patrimonio de la humanidad, con La Paz. Cuando circulé por esa línea en pleno mes de enero, todavía enormes copos de nieve cubrían la formación y sus alrededores.
Otro tren notable es el que une Puno, junto al lago Titicaca, con la inigualable Cusco. Allí, en la estación La Raya, las vías también están por encima de los 4.000 metros. Europa, por su parte, cuenta con uno en Jungfrau, Suiza, que alcanza los 3.400 mts.
Por supuesto no podemos dejar de mencionar el salteño Tren a las Nubes, que alcanza los 4.475 metros sobre el nivel del mar en el Abra de Chorrillos.
Lhasa, gran final
Volviendo al convoy chino, los viajeros que después de dos días logran llegar hasta Lhasa consiguen una recompensa, porque esta ciudad es de una extraordinaria belleza y donde la gran cadena del Himalaya otorga un marco espléndido. La capital del Tibet está situada a 3.650 metros sobre el nivel del mar, la segunda ciudad más alta de Asia y casi idéntica a La Paz, una de las dos capitales de Bolivia junto con Sucre, también de gran magnificencia, identidad y paisaje, e increíblemente ignorada por la gran mayoría de los turistas argentinos que solamente la conocen como lugar de paso hacia el Machu Picchu.
Lhasa tiene unos 380.000 habitantes y la atraviesa el río Brahmaputra, resaltándola más todavía. Posee un clima suave, con una temperatura promedio de 8 grados. Eso sí, el oxígeno apenas alcanza a las dos terceras partes de una situación geográfica normal. A eso se le agrega que tiene nada menos que tres mil horas de sol por año.
Hoy la visitan anualmente alrededor de un millón de turistas, pero el gobierno central asegura que en el 2020 serán veinte veces más. Sus atracciones principales son varios palacios, como el de Norbulingka, el templo de Jokhang y el gran palacio de Potala.
Si usted siente pasión por lo trenes o tiene espíritu aventurero, tómese el tren más alto del mundo y verá que es una experiencia que quedará de por vida en su memoria. (El Tribuno)