06/09/12
ANTONIO LUNA: UNA DE LAS GESTIONES MÁS NEFASTAS EN LA HISTORIA DE LOS FERROCARRILES
La salida del Gobierno del representante sindical de La Fraternidad Antonio Luna representa el punto final de un ciclo marcadamente negativo y pernicioso para el sector ferroviario.
Lejos de haber llegado por méritos y antecedentes, su arribo a la subsecretaría de Transporte Ferrroviario se produjo por una negociación política donde prevalacieron los intereses de su gremio y el afán de protagonismo personal.
Desde que desembarcó en la administración pública en el año 2007, Luna no fue capaz de gestar y llevar adelante ninguna iniciativa a favor del mejoramiento y la recuperación de los servicios ferroviarios.
Su tarea más destacada ha sido acompañar--casi de modo servil y secundario--primero al polémico y procesado Ricardo Jaime; después al también procesado e ineficaz Juan Pablo Schiavi y por último al intrascendente Alejandro Ramos.
Pero más allá del buen pasar que supo tener como funcionario nacional, la gestión de Luna será recordada por la mayoría de los ferroviarias como una de las más nefastas.
Basta recordar sólo algunos de los resultados perjudiciales para el sector que arrojó su paso por el área de Transporte.
En primer lugar, le debemos a Luna la "maravillosa y exitosa" compra de trenes y coches usados de España y Portugal que están tirados desde el día que llegaron porque no se pueden utilizar y no hay respuestos para ponerlos en condiciones. Dicha operación--que lo tuvo como el principal "catador" de los equipos importados--le costó al país casi $ 1.000 millones que terminaron tirados a la basura.
En segundo lugar, hay que destacar que gracias a sus constantes trabas y chicanas ninguna provincia pudo recuperar los servicios ferroviarios que habían perdido durante el administración menemista. Incluso, aquellos gobiernos provinciales que a duras penas habían podido sostener en pie sus empresas ferroviarias tuvieron que soportar su permanente intervención destructiva que no hizo más que agravar las condiciones operativas de los trenes del interior.
En tercer lugar, quedarán en la histora los innumerables "bloopers" que protagonizó al anunciar y prometer reiteradamente la inauguración de servicios para distintas provincias y regiones que nunca se concretaron. Buena cuenta de ello pueden dar las autoridades y los habitantes del valle de Río Negro y de la provincia de Mendoza que se cansaron de escuchar los anuncios incumplidos de Luna.
En cuarto lugar, su presencia en el Gobierno no ayudo en absoluto al esclarecimiento de los numerosos accidentes y choques fatales que se registraron en los últimos años y que dejaron al descubierto muchas dudas sobre el accionar de los maquinistas. En vez de colaborar y ayudar a buscar las causas de los choques, ante cada siniestro la actitud de Luna--en sintonía con la mostrada por los dirigentes de La Fraternidad--fue la de defender corporativamente a los maquinistas e impedir cualquier investigación y pericia que pudiera haberlos comprometidos.
En quinto lugar, su inserción en el Gobierno llevó a que los dirigentes de La Fraternidad integren ahora--junto con los funcionarios kirchneristas--el lote de los grandes culpables y responsables de la desastrosa situación que registran los ferrocarriles argentinos.
Además, por acción u omisión, su presencia en la subsecretaría del Transporte Ferroviario sirvió para convalidar el enorme despilfarro que hizo el Gobierno con el pago de subsidios a los operadores privados.Si bien en los registros figurará que su huída del Gobierno se produjo en los primeros días de setiembre, para todos los ferroviarios y los usuarios de los trenes su verdadera caída se dio el 22 de febrero cuando un tren del Sarmiento que él debía controlar terminó embistiendo el precario paragolpes de la estación Once, provocando la muerte de 51 personas y más de 700 heridos.