02/12/14

 

Cruces con Brasil por las trabas comerciales y créditos para obras

 

Negociaron préstamos por US$ 1.500 millones

En su viaje del viernes, Kicillof y Capitanich también buscaron apoyo para acordar con los holdouts

Los ministros Axel Kicillof y Jorge Capitanich, que aterrizaron el viernes pasado al mediodía en Brasilia para una brevísima visita, tenían un objetivo: pedir a sus colegas brasileños que apuren la liberación de un crédito acordado por el Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES), por 1.500 millones de dólares, para las obras de soterramiento del ferrocarril Sarmiento. La solicitud contó con la “compresión” brasileña. Pero los ministros de Dilma, entre ellos el jefe de la Casa Civil Aloizio Mercadante y el canciller Luiz Alberto Figueiredo, reclamaron a cambio un punto final a las DJAI (declaraciones juradas de importación) que traban las exportaciones brasileñas.
La ambición de los funcionarios argentinos es lograr un anuncio concreto (por los préstamos) con la presencia de Dilma Rousseff junto a Cristina Kirchner durante la cumbre del Mercosur, que se realizará los días 16 y 17 en Paraná. Una nueva reunión, arreglada para el viernes de la semana próxima  también en Brasilia, permitiría avanzar en esa dirección.
El destino del préstamo sería, en realidad, la constructora Odebrecht, que desde fines de 2013 encabeza el consorcio Nuevo Sarmiento integrado además por una firma argentina y otra italiana. Por contrato, el Gobierno debería también desembolsar otros 1.500 millones de la divisa norteamericana.
Según fuentes brasileñas, durante la reunión en el Palacio del Planalto –en la que también estuvieron el viceministro de Hacienda Paulo Caffarelli y el asesor internacional Marco Aurelio García–  los funcionarios brasileños habría expresado una buena predisposición para agilizar el trámite. Pero dejaron claro que  como en toda negociación eso exigiría contrapartidas. Básicamente sería la eliminación de las trabas comerciales que explican, en alguna medida, la caída del flujo comercial entre ambos países.  Fuentes  vinculadas con las gestiones de los ministros argentinos dejaron trascender que se habría hablado de los “fondos buitres” y el impacto que tiene sobre los problemas de pago del país. Algo que, de acuerdo a los brasileños, “es entendible”. Aquí se sabe que en cuanto se mantenga vigente ese litigio con los “holdouts”, los argentinos tendrán grandes dificultades para afrontar pagos al exterior. Desde hace algún tiempo, se especula con la posibilidad de que empresas brasileñas poseedoras de bonos de la deuda argentina puedan comprar la deuda con los “buitres”; pero en Brasil nadie habló hasta ahora de la factibilidad de esa salida.
El gobierno de Dilma insistirá en que Argentina debe dar de baja “las barreras a la entrada de productos brasileños como las DJAI”. Así lo informó ayer el diario económico paulista Valor. Señaló, también, como otra prioridad, definir las reglas para el comercio de vehículos.
Una cuestión que puede “empacar” las negociaciones crediticias para las obras del Sarmiento son las nuevas reglas de juego que pretende establecer Dilma en relación a los créditos para las grandes empresas. Ayer, al ser designado ministro de Desarrollo e Industria, Armando Monteiro Neto se explayó sobre el tema: “Las grandes empresas deben buscar fondos en otras fuentes” subrayó. Y agregó que “el BNDES  no puede soportar por su exclusiva cuenta la demanda de inversiones y créditos”. Es la tesis defendida por el nuevo ministro de Hacienda Joaquim Levy, quien reclamó a las grandes compañías que busquen dinero para financiarse en el mercado de capitales. (Clarín)

 

 


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