17/02/14

 

La parábola de los ferrocarriles

 

Los ferrocarriles en la Argentina pasaron del esplendor en el siglo pasado al actual estado de deficiencia y riesgo, por lo que deben recuperar su protagonismo y utilidad.

 

Con los ferrocarriles sucedió en la Argentina algo similar a lo que pasó en otras actividades. Describieron una curiosa parábola, al pasar del esplendor en la primera mitad del siglo pasado al actual estado de deficiencia.

 

Bien podría discutirse sobre el trazado que tuvieron las vías férreas, todas las cuales confluían hacia el puerto de la ciudad de Buenos Aires. Es que los ferrocarriles fueron construidos para acumular la producción del país en los depósitos del puerto porteño, para exportarla desde allí a los compradores mundiales.

 

Sin embargo, no pueden negarse los enormes beneficios que trajeron para el desarrollo de la actividad económica, el traslado de las personas y el crecimiento de miles de poblados.

 

La falta de inversiones y la aplicación de políticas inadecuadas–sugeridas por intereses contrarios al desarrollo ferroviario– provocaron un desgaste en las prestaciones, por lo que sus servicios se convirtieron en antieconómicos.

 

Así, en las últimas décadas del siglo pasado fueron una de las razones de peso de la crisis del Estado argentino, con un impacto similar en las cuentas públicas al que hoy provoca, por ejemplo, el déficit de Aerolíneas Argentinas.

 

Luego del terrible accidente protagonizado en 2012 por una formación del ferrocarril Sarmiento en la estación metropolitana de Once, el Gobierno nacional decidió revisar su política de subsidios, convertida en un barril sin fondo para los prestadores privados. Estos abusaron de esos fondos para el enriquecimiento, en muchos casos, de sus principales socios, lo que era inversamente proporcional a la calidad del servicio al cual estaban destinados tales recursos.

 

La gestión de la presidenta Cristina Fernández decidió anular todas las concesiones, aunque la medida fue tardía y la tomó tras haber elogiado poco tiempo antes la calidad del servicio que prestaban empresas muy cercanas al oficialismo.

 

Ahora, y otra vez urgido por la necesidad de cerrar el déficit fiscal y las peleas internas por el control del servicio, el Gobierno dio otro golpe de timón y colocó a prestadores privados al frente de las formaciones que atienden toda el área metropolitana del Gran Buenos Aires.

 

Los servicios no habían mejorado durante la gestión privada. Todo lo contrario. Pero no sólo empeoraron las condiciones para trasladarse, sino que su uso se convirtió en una apuesta diaria a la desgracia de sufrir un grave accidente.

 

Como no se hizo durante las privatizaciones que encaró el expresidente Carlos Menem y en gran parte de la gestión kirchnerista, la clave seguirá siendo el control que pueda ejercer el Estado sobre la calidad del servicio, la seguridad que ofrezcan las formaciones y las condiciones del material rodante.

 

Los antecedentes no hablan a favor de los prestatarios, pero estará en manos de los organismos de control asegurar el buen uso de los subsidios y garantizar un transporte eficiente y seguro. (La Voz / Córdoba)

 


 

 

 


Última actualización Martes 18-Feb-2014 ---- info@puntaderieles.com.ar / info_punta_de_rieles@yahoo.com.ar